Ensayo en dos partes por Tommy Muriel para Hablando En Clave®
Nacido en Luquillo, Puerto Rico un 6 de mayo de 1960 y muerto harto prematuramente un 12 de junio de 2016 víctima de cáncer, su “relativamente corta” carrera de poco más de tres décadas tocó las vidas de demasiada gente. Tan es así que su inmenso legado no cabe en un programa regular de 3 horas, razón por la cual hemos dividido este programa en dos partes.
Inspirado en un principio por el estilo y sonido de los pianistas Luisito Benjamín y Mario Román, José Manuel Lugo primero se da a conocer en las lides musicales ya cumplidas sus primeras dos décadas de vida cuando fue el elegido para cubrir precisamente a Román en la entonces popularísima orquesta de Bobby Valentín. Y si bien ya tenía cancha como pianista comenzando a sus 17 años con la Orquesta Exposé y luego la orquesta de Kim De Los Santos, fue precisamente durante su década y media de relación con el Rey del Bajo – a quien Lugo consideró como su padre musical – donde no solo empezó a desarrollar su esquina como pianista y debutar como músico de estudio, sino que alentado por el líder también empezó a hacer sus primeros arreglos. Y uno de sus primeros clientes oficiales como arreglista lo fue uno que en su momento fue jefe de Valentín y quien en ese entonces era artista del sello discográfico de este último, Bronco Records. Su nombre: Mr. Afinque Willie Rosario. El año era 1985 y Rosario recién culminaba su corrida con TH Records y se sumaba a las filas del sello de su exdiscípulo con el exitoso álbum “Nuevos Horizontes,” donde Lugo se apunta su primer crédito oficial como arreglista con el tema “Caramelito Del Campo.” Ese mismo año también colabora como arreglista en un proyecto especial encabezado por el virtuoso compositor Johnny Ortiz y el recordado empresario – y mentor personal de este servidor – Don Rafael Viera de nombre La Máquina de los 80’s, dirigido por el maestro Carlos “Coamito” Martinez y un derivado a su vez de la legendaria Orquesta Panamericana de Don Lito Peña compuesto por la nueva generación de músicos que formaba parte de esta institución incluyendo al propio José Lugo [lamentablemente el álbum de igual nombre no lista crédito alguno más allá de los vocalistas (solistas y coristas), arreglistas y compositores]. Durante este periodo – 80’s y principios de los 90’s – aunque activo aun con Valentín y por un tiempo también con la orquesta que tenía en Puerto Rico el cantante y percusionista nicaragüense Luis Enrique – Lugo también hizo arreglos para los ahora solistas Cano Estremera y Rafú Warner, Frankie Hernández, los Hermanos Moreno y Alex D’Castro.
[arriba: José Lugo en 1993 con la orquesta de Bobby Valentín (de espaldas).]
Su innovador estilo en la ejecución y programación de los teclados y sintetizadores – el cual empezaba a desarrollar durante su pasantía con Luis Enrique – fue piedra angular de su primer proyecto formal de jazz en 1989, el cual lideraba el veterano multi percusionista y vibrafonista Raúl Rodríguez y que ellos bautizaron Tropical People. Este colectivo apenas lanzó al mercado dos álbumes (y hoy piezas de coleccionistas harto difíciles de conseguir), pero suficiente para demostrar que en Puerto Rico también se podía hacer jazz progresivo. [Sus cómplices directos en esta aventura lo fueron el veterano percusionista Héctor “La Mata” Meléndez (entonces miembro de La Primerísima de Tommy Olivencia, entre otros grupos), el trompetista Jochy Rodríguez, el baterista David Ruiz, el bajista Jorge Rodríguez y, en calidad de invitados, grandes como Luis “Perico” Ortiz, Dave Samuels, Dave Valentín, Josué Rosado (entonces cantante de Willie Rosario) y los propios Cano Estremera y Bobby Valentín.]
[arriba: portada y contraportada del segundo álbum de Tropical People, “Tropical Emotions” para el entonces sello CBS, hoy día descontinuado.]
A su vez, esta amalgama de sonidos modernos que traía en sus teclados lo puso en la mira de Gilberto Santa Rosa, quien tras incorporar violines a su álbum “De Cara Al Viento” (1994) lo convocó para formar parte de su orquesta, debutando oficialmente en el álbum grabado en vivo en el Carnegie Hall al año siguiente (“En Vivo Desde el Carnegie Hall,” 1995). Curiosamente y en razones tan confusas como controversiales en su momento, este álbum en vivo sería el último de esta orquesta, la cual Santa Rosa armó a su salida de la orquesta de Willie Rosario siguiendo el modelo de operación de El Gran Combo – una de las orquestas favoritas de Santa Rosa y de la cual quiso y pudo ser miembro oficial a finales de los 70’s, pero su minoría de edad no lo permitió. Al igual que la institución liderada por Rafael Ithier, la entonces orquesta del Caballero de la Salsa funcionaba como cooperativa. Pero la entrada de éstos a Sony Discos en 1990 comenzó a alterar esos planes: la disquera insistía en mover a Santa Rosa como solista y no como líder de orquesta (y el que desde 1991 comenzara a aparecer solo en las portadas de los álbumes comenzando con “Perspectiva” en vez de, como era la norma, tener a toda la orquesta en primer plano ya era un indicio).
Y tanto estuvo la disquera – y uno que otro de esos seres que siempre se arriman a uno cuando está en la cresta de la ola – insistiendo hasta que lo lograron en 1996 con una movida que en su momento fue criticada a la saciedad: Aduciendo problemas de salud y una perdida de voz (afortunadamente transitoria), Santa Rosa se retira por un tiempo de los escenarios tras cumplir con la agenda de presentaciones de la orquesta ese año, pero el retorno varios meses después de grabar el álbum “Esencia” con Santa Rosa estrenando nueva sonoridad tomó por sorpresa a medio mundo… incluyendo al grueso de los músicos de su ahora disuelta orquesta cuando Gilberto reaparece finalmente en tarima estrenando una nueva orquesta bajo el mando de Lugo, quien fungió como productor de este nuevo álbum. Del escándalo que en su momento se formó no hablaré en este ensayo, máxime cuando a estas alturas – junio de 2022 cuando se escriben estas líneas – ya los involucrados hicieron las paces y esto quedó atrás. (Pa’l que quiera seguir buscando bochinches en noticias viejas, escoja el veneno que más le guste en youtube…)
Volviendo a lo que sí nos ocupa en esta ocasión, resaltamos el hecho que, comenzando con esta grabación y las subsiguientes “…De Corazón” (’97), “Salsa Sinfónica” (’98 y grabada en vivo en Venezuela), “Expresión” (’99), “Romántico” (2000), “Intenso” (2001), “Viceversa” (2002), “Auténtico” (2004), “Directo Al Corazón” (2006), “Contraste” (2007) e “Irrepetible” (2010), Lugo moderniza el sonido de Santa Rosa, acercándolo al pop y finalmente dando con ese éxito que finalmente le diera un merecido descanso al “Perdóname” de 1990, que al igual que el “Timbalero” de El Gran Combo ya era obligatorio en las presentaciones de un Santa Rosa que se negaba a ser nostalgia. Eso sí, y complementando la mano libre que tenía Lugo como arreglista, director y productor, Santa Rosa aún se tomaba el lujo de complacerse a sí mismo cerrando varios de estos discos con algo de salsa tradicional – como para recordarle al salsero de qué escuela viene a pesar de tanto romanticismo compulsorio – y a su vez el lujo de tener en nomina a ilustres invitados de la talla de Mario Hernández y su Sexteto Borinquen, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Sal Cuevas, Paquito Guzmán, Justo Betancourt, Willie Torres, Mike Collazo, Chocolate Armenteros, Johnny “Dandy” Rodríguez, Manny Oquendo, Bomberito Zarzuela, Sonny Bravo, Mario Rivera y Jesús Caunedo, entre otros.
[Arriba: José Lugo con Cheo Feliciano durante las sesiones de grabación de “De Corazón” en 1997. A la derecha, Chocolate Armenteros y Jesús Caunedo durante las sesiones del tema “Son De La Madrugada” en NY (febrero 2004) para el álbum “Auténtico.” Ambas fotos son de la colección del propio Lugo.]
Paralelo a su taller con Santa Rosa y el que aun mantenía con Valentín, Lugo también fue piedra angular en el devenir del vanguardista por demás Truco & Zaperoko, agrupación que surgió a su vez de la fusión de esa institución de la plena boricua de Cataño, Puerto Rico Los Pleneros del Truco con una de las bandas que implantó el songo y la onda areito en suelo boricua durante los 80’s, el legendario grupo Zaperoko del maestro trombonista Edwin Feliciano. [Zaperoko a su vez nació a inicios de dicha década desde las entrañas de la Orquesta Revelación de Ismael Miranda, cuya segunda encarnación se fundó en suelo boricua.] Comenzando en 1999 con el antológico “Fusión Caribeña” para el sello Ryko Latino, Lugo asumía el reto de Feliciano, Héctor Valentín y los hermanos Rey Maysonet, Joe Maysonet y Mickey Maysonet de fundir en partes iguales la tradición afroboricua y las nuevas sonoridades que venían de Cuba (y de las que Lugo siempre fue confieso admirador) para crear una autentica tromba musical. Y el elenco a bordo metía miedo también: Julio “El Loco” Marrero (exmiembro del Borincuba de Justo Betancourt), Toñito Vázquez – otrora miembro fundador del Zaperoko original – y Luis Quiñones en los trombones, Guillermo Andújar en el bajo, Jochy Rodríguez en la trompeta, Benjamín “El Pollo” Vega y Nicolás Santiago alternando en la flauta y sax soprano, Tito De Gracia en el timbal y los cantantes Herman Cárdenas, Giovanni Lugo, Luis “Chaiky” González y Richard Martínez, entre otros. Lamentablemente, y esto da rabia decirlo, tanto este álbum como los subsiguientes “Música Universal” (2003 y nominada al Grammy) y “En Plena Rumba” (2008) merecían mucha mejor difusión por parte de una industria radial que en este entonces seguía ensimismada en su formula de los 90’s: seguir pariendo “galanes” – y/o la próxima “diva” – e insistiendo en una salsa romántica que ya empezaba a dar signos de agotamiento… Y, en el caso específico de Truco & Zaperoko y para peor mala suerte, Rykodisc y su división latina prefirieron apostar a su vez otra institución plenera de sonido mucho más comercial: el Plena Libre de Gary Núñez. Pero esta experiencia con Truco & Zaperoko y que José Lugo asumió como suya en calidad de arreglista y director musical fue el detonante principal para, ya entrado el presente milenio, asumir finalmente el reto de trabajar en un proyecto donde él mismo fuese la figura principal.
En el año 2002 Bobby Valentín le produce a Lugo su primer álbum solista, también en las aguas del jazz progresivo: “Piano Con Mata,” para el sello Bronco Records. Aquí Lugo le da continuidad al trabajo que ya había comenzado a desarrollar con Tropical People y Truco & Zaperoko, combinando material suyo propio y estándares del jazz, la música típica puertorriqueña y hasta clásicos del bolero caribe revistiéndolos de un aire moderno y bien personal. En otras palabras, si bien ya venía anunciándolo a su manera a través de su trabajo con Santa Rosa, las dos orquestas recién mencionadas y sus arreglos en este milenio que recién comenzaba para otros artistas como Víctor Manuelle, Milly Quesada, Ricardo Arjona, Rey Ruiz, la orquesta Puerto Rican Power, la peruana Eva Ayllón y el propio Ismael Miranda, aquí Lugo le presentaba formalmente al mundo musical su propio sonido. Sus cómplices en este primer saque solista, aparte de los propios Bobby Valentín y Jesús Caunedo como invitados, incluyeron también a sus antiguos compañeros del Tropical Raúl Rodríguez y Jochy Rodríguez, los guitarristas Jorge Laboy y Bill Colón Zayas, los timbaleros Luis Lugo y Pablo Padín (este último entonces el timbalero de Santa Rosa y desde este punto en adelante uno de los inseparables del propio José Lugo), los percusionistas Richie Bastar, Sammy García y William “Kachiro” Thompson, el baterista Carlos Sotomayor, el trombonista Jorge Díaz, el virtuoso güirero Cándido Reyes, el cuatrista Edwin Colón Zayas, los saxofonistas Luis Orta y Ángel Torres, los colíderes de Los Pleneros del Truco Mickey y Rey Maysonet y, por medio de la tecnología, los latidos de su hija entonces aún por nacer Ingrid Vanessa Lugo (vía su madre Vanessa Carmona) y la risa de un futuro estelar que entonces aun vestía pañales y contaba con apenas 10 meses de edad al momento de grabada su intervención: José Manuel “Josema” Lugo Jr.
[Y aprovechando este último párrafo colamos aquí una nota técnica que me suplió de buena fe uno a quien le debo mucho en mi aprendizaje como escritor, el productor George Rivera: Lugo detestaba a muerte cuando le decían que él tocaba sintetizadores por una razón muy válida: los sintetizadores ya vienen con sonidos pregrabados. Lugo, como programador de teclados, utilizaba sus propios sonidos por medio de samplers. Es así como, por ejemplo, en su versión de “Birks Works” de Dizzy Gillespie – y la cual grabó en “Piano Con Mata” – escuchamos a sus hijos Ingrid y Josema como parte del engranaje rítmico del tema. O inclusive, en presentaciones en vivo con Gilberto Santa Rosa, el escuchar a una sección de cuerdas, sonidos como el de un órgano Hammond o una guitarra eléctrica o incluso al mismísimo Sexteto Borinquen de Mario Hernández cantando la intro de “Que Se Lo Lleve El Río” sin estar presentes en tarima. Valga la aclaración.]
[Arriba: Ismael Rivera (El Sonero Mayor, abajo a la izquierda) en una de sus últimas fotos en vida con parte de la cepa de nuevos soneros que él mismo venía impulsando en los 80’s: Anthony “Pupy Cantor” Torres, Ismael Rivera Jr., Cano Estremera y Gilberto Santa Rosa. Les acompaña en la foto el promotor Eric De Icaza (camiseta roja). Debajo, la portada del álbum debut de Lugo como figura principal: “Piano Con Mata.”]
Hablando de Jesús Caunedo – un baluarte de la música caribe con quien este quien suscribe no solo tuvo el honor y fortuna de compartir tarima, sino también de tocar en su funeral y misa de cuerpo presente en junio de 2006 – este formó mancuerna con Lugo en sus últimos años de vida cuando residía en San Juan. De hecho, la muerte sorprendió al maestro que en su momento apodaban “La Grulla” mientras preparaba un proyecto conjunto que él y Lugo bautizaron “The Cubarrican Task Force” (la Fuerza de Choque Cubano-Boricua, traduciendo del inglés). Apenas sobrevivieron tres temas de esa sesión: los temas originales de Caunedo “La Flauta Mágica” y “Gorrión 58” y el standard de jazz “Body and Soul.” Esta sesión fue el antecedente directo del segundo gran proyecto de Lugo, también en formato de big band y con el cual Lugo no solo rendía tributo póstumo a Caunedo, sino también a otros grandes que lo influenciaron como Noro Morales, Puchi Balseiro, Michael Brecker y Armando “Mandy” Vizoso, así como su exjefe e inspiración Bobby Valentín: el antológico “Guasábara.”
Grabado y lanzado en el 2008 y coproducido por Gilberto Santa Rosa, Lugo reúne en “Guasábara” a un arsenal de virtuosos conformando una orquesta de concierto de lujo cuya sección de vientos consistía en cuatro trompetas, cuatro trombones, tuba, dos trompas francesas y cinco saxofones. Y como gancho promocional, a esta orquesta de concierto se le suma como frente vocal un junte irrepetible de soneros: el Dueño del Soneo, el Chévere y el Caballero de la Salsa y los Soneros de la Eterna Juventud y del Siglo XXI, respectivamente (y si usted es salsero de la mata, ya de una los identificó a los cinco). Y junto a estos Maelo Ruiz (este último como corista), Pichie Pérez, Chaiky González y el harto prematuramente fenecido cantautor Gino Meléndez. El ritmo a su vez estuvo a cargo de Bastar (actualmente y desde hace más de dos décadas con El Gran Combo) en el bongó, el virtuoso Tito De Gracia como conguero en esta ocasión, el infaltable Pablito Padín en el timbal y el baterista radicado en California Efraín Toro, el veterano bajista Johnny Torres (ex miembro de bandas como las de Ray Barretto y Eddie Palmieri y actual director de la de Santa Rosa) y su contraparte Junior Irizarry en el bajo eléctrico. Redondean el elenco el gran maestro José “Furito” Ríos en el saxofón, la primerísima trompeta de Jan Duclerc junto a Angie Machado y el fenecido Tommy Villariny, el saxo barítono de Ernesto Sánchez y los veteranos trombonistas Toñito Vázquez y Jorge Díaz, entre muchos otros.
Del cancionero de Caunedo rehace su tema insignia de 1980 “El Plumero” respetando y siguiendo al detalle las instrucciones que le dejase “La Grulla” – quien originalmente grabaría este arreglo en el abortado “The Cubarrican Task Force” – en magistral orquestación de Sánchez y en esta ocasión con la voz de Delgado. De igual manera le hace homenaje en vida a Valentín con su propia composición “Mambo Valentín.” [de Valentín dice el propio Lugo y citamos: «De Bobby debo decir que es el mejor. No puedo negar que tengo algo de Bobby cuando escribo. Trabajé tanto con él que se me quedó algo de su estilo. Lo percibo.»] E, igualmente, junto a su tributo a sus mayores, Lugo también daba rienda suelta no solo a sus colegas músicos y contemporáneos, sino también a la nueva generación que viene subiendo – y a quienes acomodó también en formato de big band para el tema “El Francotirador,” en voz de Víctor Manuelle, quien compuso este tema y uno de los que cantó Herman Oliveras en este proyecto, el tema romántico “Alivia Mis Penas.” Esta producción fue nominada al Grammy al año siguiente – y, a mi juicio personal, mereció ganar el premio.
[Arriba: Cano Estremera, Santa Rosa y Víctor Manuelle (al centro) grabando coros durante las sesiones de “Guasábara.”]
[Arriba: José Manuel Lugo Jr. (Josema) & Sr.]
Desde luego, y a pesar de la abierta y más que evidente excelencia de este álbum, era más que obvio que, aparte del lío de congeniar los itinerarios del personal que participó aquí, era más que cuesta arriba mantener activa una orquesta de concierto de más de 20 músicos. La salida obvia para Lugo era, pues, reducir el personal a un núcleo mucho más manejable sin perder del todo su estilo personal. Así pues, de las entrañas de esta mega orquesta surge el Guasábara Combo, agrupación que, parafraseando al Eddie Palmieri de esta década, es sinónimo de potencia concentrada. Un proyecto que a su vez ya se venía incubando durante largas horas de ensayo y muchos jueves de descarga en el legendario salón El Coabey del maestro y hermano Eugenio “Geño” Acosta – parada casi obligatoria para todo el que se considere musico en Puerto Rico – el Guasábara en versión compacta supone a su vez la consolidación del sonido de José Lugo: respetando la tradición boricua, con ojo puesto en la Cuba contemporánea y dando a su vez un toque moderno y personal a la vez. O, en sus propias palabras, “estar a la vanguardia de la salsa y hacer balance con la música comercial […] nosotros lo que tratamos es de mantener las raíces de la música tradicional y le añadimos pinceladas de música contemporánea, influencias del jazz, de la música brasilera y afroperuana y de lo de nosotros…” La fuerza del Guasábara radica en su núcleo de Lugo, el bajista Jorge Rodríguez – con quien Lugo ya hacía dupla desde los tiempos de Tropical People – y el baterista/timbalero Pablo Padín, quien ahora asumía mayor protagonismo al hacer básicamente el trabajo de tres percusionistas simultáneamente, siguiendo el molde que desde la antilla mayor ya implantaban bateristas como Blas Egües, Changuito, Giraldo Piloto y Calixto Oviedo, entre otros. Completaban ese elenco inicial Raúl Rodríguez ahora como conguero, Jan Duclerc en la trompeta, el también excelso y multi galardonado ingeniero de grabación Rolando “Rolo” Alejandro en el flugelhorn, Frankie Pérez en el sax tenor y la pieza que faltaba para acentuar esa esquina cubana: el vocalista José “Pepito” Gómez. El debut oficial a nivel discográfico lo fue el álbum “Poetic Justice” (2011), el cual a su vez contó con refuerzos como Jerry Medina, Wichie Camacho y el cantautor Juan José Hernández (San Juan Habana) en los coros, Ángel Pérez en la guitarra eléctrica y Luis Lugo como timbalero invitado (en su propia composición “Postum Mambo”).
Ese mismo año 2011 Lugo a su vez es invitado para fungir como productor principal en el tradicional especial navideño que todos los años hace en Puerto Rico una conocida firma de bancos y tarea que, tradicionalmente por igual, casi siempre recaía en el maestro Cucco Peña. Ese año la temática era un homenaje póstumo al entonces recién fenecido don Tite Curet Alonso y buscando una esquina diferente le asignan a Lugo el grueso del proyecto. Maestro arreglista al fin, Lugo pone a su Guasábara a disposición de buena parte del talento contratado para este especial, reforzándolo con músicos adicionales de acuerdo con el estilo de cada artista: acompañando en su formato natural a Tego Calderón, convirtiéndolo prácticamente en el Apollo Sound para acompañar a Roberto Roena y al propio Jerry Medina, o convirtiéndolo a la usanza de la antigua Sentimiento 25 con trombones y el vibráfono de Raúl Rodríguez para acompañar a Cheo Feliciano, y hasta emulando el sonido del propio Cucco Peña para acompañar a su vez a la virtuosa Trina Medina, por ejemplo. O incluso reuniendo al Truco & Zaperoko con la voz de Lalo Rodríguez y montando una rumba callejera a la medida para Andy Montañez. Surge así el ambicioso proyecto “Sonó, Sonó: Homenaje a Tite Curet” a finales de ese año 2011.
El Guasábara Combo no regresaría de forma oficial para una nueva sesión propia de estudio hasta principios del año 2016. Y, como toda agrupación, esta pasó por cambios considerables durante este período. Por un lado y por desacuerdos a nivel creativo Pepito Gómez deja la agrupación en medio de los preparativos para la grabación del segundo álbum para embarcarse en otros proyectos, entre ellos la laureada Orquesta Akokán, nominada igualmente al Grammy – aún sonaba en la radio el que debió ser el primer sencillo en promoción de ese nuevo álbum (“Amor de Internet”) cuando Pepito decidió dejar el Guasábara Combo. Ante este incidente, Lugo opta por dar paso a la nueva generación para llenar la vacante: el joven trovador Ricky Villanueva en un principio y dos que ya estaban dando sus primeros pasos como coristas, el genial Luis Omar Sanabria y el ya adulto Josema Lugo. [Curioso como suena, y esto contado a su vez por el propio Lugo, fue el propio Pepito Gómez quien lo enteró de las facultades de su hijo como cantante y corista. En entrevista con el también mentor y hermano Jaime Torres Torres dijo y citamos: «Nunca pensé que mi hijo era cantante porque nunca cantó en la escuela, aunque sé que le gusta la música. Pepito Gómez, el cubanito que grabó el primer disco del Combo, fue quien me dijo que él cantaba. Un día faltó un corista y él me dijo que mi hijo podía hacer coro. La segunda voz le sale natural. […] Llegó un momento en que vi que los discos de Justo Betancourt, Marvin Santiago, Herman Oliveras, y Cano Estremera faltaban…un día entre a su cuarto y le pregunté qué hacían esos discos allí.»}] Igualmente, la plaza de conguero pasó por varias manos, desde el recordado gran maestro Jimmie Morales hasta el joven maestro Luisier Rivera. Jorge Yadiel Santos también se sumaba como corista y güirero. Igualmente, Alejandro dejaba como sustituto suyo en el flugelhorn a otra joven gran promesa de nombre Abdel Rivera, mientras Frankie Pérez – uno de los saxos mejor cotizados en Puerto Rico – dejaba ocasionalmente como reemplazo suyo al también prometedor Félix “Felito” Rodríguez.
Con estos cambios a bordo, el refuerzo de Villanueva, Lalo Rodríguez y Pichie Pérez en los coros y los invitados Giovanni Hidalgo y el pianista venezolano Luis Perdomo, este es el elenco que grabó el segundo álbum del colectivo: “¿Dónde Están?,” álbum que el propio Lugo describió como “una mezcla entre lo sinfónico, lo callejero, lo folclórico, lo popular y lo clásico.” De nuevo, Lugo honraba también a algunos de sus mentores: aquí hace a su manera el “Oye Negra” de Noro, el cual era tema frecuente en sus sesiones de descarga en El Coabey, revisita el clásico “La Princesa,” originalmente grabado por Cortijo y su Combo y luego por la Orquesta Mulenze y con Giovanni haciendo de las suyas en el tambó en homenaje a Rafael Cortijo, y regraba por segunda vez – la primera versión la hizo en “Piano Con Mata” – la composición “Taíno” de Mandy Vizoso. [De este último dice Lugo y citamos: «Mandy conmigo fue tremendo tipo. La primera vez, cuando era chamaquito, que le pregunté cómo a él le sonaba la orquesta tan grande, se echó a reír y me dijo una locura: que empezara por orquestar una triada de do mayor para un big band de 16 metales. Me eché a reír y me dijo: ‘son 13, pon cuatro trompetas, cuatro trombones y cinco saxofones, e incluye tres voces. Cuando lo entiendas, ahí sabrás orquestar.’ Son detallitos que ayudan a uno.» Casualidad o no, esta es la misma instrumentación de metales que utilizó en su álbum “Guasábara,” las tres voces adicionales siendo la tuba y dos trompas.] De igual manera, al apostar a cantantes jóvenes y a un relevo generacional que ya era parte integral del Guasábara, Lugo entendía que era hora de dejar un legado que durase más allá de una moda que, por definición, es pasajera: «Estamos agarrando el sentir del pueblo en las composiciones. No todo pueden ser canciones de amor. Es necesario contar las historias de la vida. Quisimos hacerlo así para llegar a la masa. Esa es la proyección de mi grupo: en Guasábara Combo, más de la mitad (del elenco) son muchachitos de veintipico de años y son los mismos que graban. La salsa tiene nuevas caras y se ve un futuro prometedor.» Lamentablemente, la muerte madrugó a Lugo en junio de ese mismo año y aún en plena promoción de dicho álbum, el cual finalmente le mereció su primer Grammy a nombre propio, solo que esta vez de manera póstuma (ya en calidad de productor había obtenido en vida la estatuilla en siete ocasiones).
[Arriba: Guasábara Combo edición 2015 en foto promocional de su participación en la 11ma edición del Festival Internacional de Jazz de mi natal Carolina, Puerto Rico. En la foto junto a Lugo: Jorge Rodríguez (bajo), Luisier Rivera (congas), Pablito Padín (batería/timbales), Abdel Rivera (flugelhorn), Jan Duclerc (trompeta), Furito Ríos (sax tenor) y los vocalistas Josema Lugo y Luis Omar Sanabria. Parte de esta presentación se escucha al inicio del primer volumen de este podcast (el programa emitido el 31 de mayo de 2022).]
Pero Guasábara como institución no ha guardado las hachas con la muerte de su cacique mayor. Al contrario, tanto Pablo Padín como Josema Lugo, ahora asumiendo el mando de la banda, están preparando su regreso oficial con un nuevo álbum que aún, al momento de escritas estas líneas en junio de 2022, se encuentra en fase de producción. José Manuel Lugo Emanuelli, farmacéutico de profesión (¿aún se preguntan por qué Marvin Santiago lo apodaba “Farmacia Kit?”) y músico y arreglista sui generis por más de 3 décadas de vida artística ya no estará físicamente con nosotros, pero parafraseando ese super éxito que le compuso a la medida don Roberto Angleró, él no se ha muerto na’…..
Nota final de redacción: el autor de este ensayo agradece por este medio al colega y hermano Auro Pérez Jr. por su desinteresada colaboración en este ensayo y podcast. Igualmente, a Jaime Torres Torres por la inspiración, a Angelina Medina y Ruswell Carpio por su apoyo incondicional en este primer lustro colaborando con Herencia Rumbera Radio, al maestro y hermano Geño Acosta, de quien no era nada extraño verlo en tarima tocando el güiro con el Guasábara (este año no se pudo, pero te debo una visita, hermano) y a uno que considero uno de mis padres musicales: el mentor, maestro y hermano en la fe Jimmy Urbina, mi jefe por poco más de tres décadas en la orquesta Revolución ’70 – y, a su vez, aventajado alumno del propio Jesús Caunedo. Igualmente, mi agradecimiento al maestro y mentor George Rivera – productor ejecutivo del álbum “Poetic Justice,” por cierto – por su mano amiga y una que otra corrección necesaria para mantener este escrito lo más preciso posible.
Y a todos los que me han seguido desde mis inicios en Oasis Salsero hasta este punto, gracias y bendiciones infinitas, familia. Sin ustedes no hay na’.
Hablando En Clave – José Lugo: No Se Ha Muerto Na’……
- Escrito y Presentación: Thomas Muriel
- Edición: Angelina Medina Quiroga
- Sección y Programa Original de Herencia Rumbera Radio
- Lima – Perú
- Junio 2022