[ensayo original de TOMMY MURIEL para Hablando En Clave® – escrito originalmente en 1999 para Oasis Salsero® y compartido por el maestro Nelson González en su propia página web; actualizado, editado y traducido al español por su autor en 2024.]

* Johnny “Dandy” Rodríguez (líder): «Recientemente ha habido mucho interés en revivir la Típica’73. Y el tiempo es mucho mejor ahora para lo que hacemos. Cosas que hacíamos antes y que nunca hubieran sonado en radio ahora se ajustan más al formato.»

* Tito Allen: «El año que trabajé con la Típica’73 fue uno buenísimo. Me encantaba la variedad musical del grupo. Cuando querían tocar salsa tradicional lo hacían muy bien, igualmente la charanga y el jazz latino.»

* Camilo Azuquita: «Tocar con la banda fue tremenda experiencia de aprendizaje para mí. Aparte de enseñarme disciplina también me ayudó a expandir mi horizonte musical.»

* Nicky Marrero: «Johnny Rodríguez fue quien me invitó a unirme a la banda y yo más que encantado. Típica era una de las bandas más calientes en Nueva York. Teníamos sonido propio y trabajábamos duro para ello. […] Oh, sí, claro que se ensayaba; aquí no se dejaba nada al azar.»

* José Alberto “El Canario” Justiniano: «Yo debuté con la Típica’73 el 3 de octubre de 1977 en El Corso. La mayor parte de mi experiencia como director de orquesta la adquirí allí tocando con maestros como Johnny Rodríguez, Sonny Bravo, Mario Rivera, Leopoldo Pineda, Nicky Marrero, Alfredo De La Fe… Esos fueron mis maestros. Venían de orquestas como la de Machito, Tito Puente, Tito Rodríguez, José Fajardo…»

Todo comenzó en un modesto club neoyorquino de nombre “…And Vinny’s” – antes del divorcio de sus dueños su nombre original lo era “Barbara And Vinny’s.” Era el año 1972 y la música latina era de nuevo la moda imperante en la ciudad. La base original, musicalmente hablando, seguía estando allí; la influencia de ese triunvirato mambero de Machito y los dos Titos, la pachanga que reactivó a las charangas y las innovaciones dentro de lo típico de Arsenio nunca se fueron del todo, pero el juego y sus reglas ya estaban cambiando. Como resultado directo del cierre diplomático entre EEUU y Cuba en el ’59 – y con ello el salto de fe de muchos cubanos hacia la urbe – y, paralelo a esto, la creciente presencia de puertorriqueños también emigrando en busca de mejor calidad de vida, la música que siempre bailaron adoptaría nuevas influencias, sonidos más frescos y hasta un nuevo nombre global. Desde luego, como todo en el caribe o con etiqueta caribe, la música tenía que ser bailable, solo que ahora con características propias, así como las del barrio latino que como comunidad la hacía suya. Para esta creciente generación hispana en exilio ya no se trataba meramente de la nueva fiebre bailable importada de Cuba – o Puerto Rico o Santo Domingo – sino de un estilo de vida.

Típica’73 nace precisamente ese año ’72 de una serie de sesiones de descarga lideradas por un joven veterano de la escena de nombre John Rodríguez Jr., apodado “Dandy” e hijo del no menos legendario John “La Vaca” Rodríguez. Dandy, con un curriculum vitae ya impresionante en ese entonces al lado de grandes como Tito Puente, Tito Rodríguez, Joe Cuba, Kako y un breve periodo como líder de orquesta junto a su ahora exsocio Ángel René, era en este entonces bongosero de la portentosa orquesta de Ray Barretto, la cual pasaba por quizás su mejor momento hasta la fecha. Pero Barretto, quien nunca dejó del todo su carrera alterna en el jazz, decide unirse en gira al igualmente legendario pianista Eumir Deodato y poner en pausa a su orquesta de salsa en lugar de dejar a un sustituto en esta última. Por supuesto, quiérase decir con esto que los músicos de la orquesta de repente estaban sin trabajo, así fuera temporeramente. Y en eso, en un caso algo similar al del personaje principal de la entonces muy en boga película El Padrino, a Dandy le llegó una oferta que no podía rechazar.

John «Dandy» Rodríguez, década de los 60’s. Foto, Martin Cohen.
Anuncio promocional de Latin Percussion. Foto, Martin Cohen.

Cuenta el propio Johnny: «Mi padre tocaba en un club llamado “And Vinny’s” y un buen día me llama diciendo que el dueño quería hacer otra noche latina semanal allí, preferiblemente los lunes. Así que hablé con él y me ofrecieron esos días. Convoqué a varios colegas como Sonny Bravo, Leopoldo Pineda y Nelson González y tratábamos cosas diferentes todos los lunes. Y la cosa despegó. Musicalmente estábamos fluyendo y estábamos atrayendo mucha gente también.» Otros que también fueron convocados lo fueron el saxofonista y flautista Bobby Nelson, el violinista Alfredo De La Fe y sus compañeros de reparto en la orquesta de Barretto David “Dave” Pérez (bajo), René López (trompeta y en ocasiones cantante), Adalberto Santiago (cantante) y el maestro percusionista Orestes Vilató (timbales, bongó). Y tan bien estuvo fluyendo el asunto que con el auge de estos lunes de descarga y el núcleo cada vez mas fijo que se estaba formando otros dueños de clubes empezaron a requerir a este naciente grupo aún sin nombre, incluso cancelando fechas que ya estaban reservadas para el ahora ausente Ray Barretto. Inevitablemente, ya era el momento de organizarse formalmente como colectivo, aunque no todos estaban en condición de dar el salto definitivo y dejar de lado su estabilidad económica en sus respectivos grupos. El saxo Nelson, por ejemplo, decidió quedarse con su jefe Charlie Palmieri. El otro Nelson – González – originalmente decide no seguir con el nuevo grupo y seguir con la orquesta de Larry Harlow, contrario al caso del trombonista Leopoldo Pineda. De La Fe, contrario a su compañero Bravo – nombre de pila Elio Osacar Jr. y quien aparte de pianista en su momento fue un gran prospecto del beisbol – y creyendo que el éxito de la naciente banda sería efímero, decidió seguir fiel al maestro y paisano José Fajardo en Miami, una decisión de la cual se arrepentiría después. Así pues, con la nómina inicial de Dandy, Adalberto, Orestes, Sonny, René, Dave, Leopoldo y el trompeta y pianista Joseph “Joe” Manozzi – otrora miembro de la Flamboyán de Frankie Dante – surge de manera oficial la Típica’73. Con la bendición de tanto Jerry Masucci como de Johnny Pacheco, quienes también se convencieron del potencial de este nuevo grupo – y la presencia de dos miembros de la Fania All-Stars en Adalberto y Orestes tampoco molestaba en lo absoluto, aunque su presencia en este otro elenco se pondría en tela de juicio poco después – la Típica debuta discográficamente para la subsidiaria Inca Records. [Adalberto, en sus propias palabras, resumiendo ese episodio con Barretto: «Fue una cosa desgarradora para todos nosotros. Nosotros – aquí refiriéndose a sí mismo, Dandy, Dave, René y su compadre Orestes – le dijimos con bastante tiempo de antelación la decisión de armar la banda, pero él a todo esto creyó que era meramente nuestra forma de meterle presión para que nos aumentara la paga. Él nunca pensó que tras vencerse el plazo que le dimos nos íbamos a ir y punto. Pero al menos en mi caso yo dejé siempre las puertas abiertas…»]

Formación original de Típica 73. Foto, Martin Cohen.

Desde luego, en un principio serían inevitables las comparaciones entre la naciente Típica’73 y la ahora en reconstrucción orquesta de Barretto, pero la propuesta de esta nueva orquesta era diferente: aferrados 100% a la tradición cubana y al formato de conjunto tradicional (conguero y bongosero/timbalero), pero con sonido actualizado y, sí, salsero – y aquí la importancia de el trombón de este maestro dominicano al que una vez apodaron “Palma Sola.” El formato de conjunto cubano a la neoyorquina de dos percusionistas estaba en boga en ese entonces: desde la Perfecta original de Eddie Palmieri – con Julito Collazo primero y luego Manny Oquendo en la plaza doble de timbalero y bongosero – y pasando por la misma Orchestra Harlow – con Phil Newsum haciendo el doblete, aunque en el estudio sí grababan con sección rítmica completa – y eventualmente las nacientes orquestas de Ismael Miranda y Héctor Lavoe. Y, claro está, ni hablar de los conjuntos tradicionales que seguían el molde de la Sonora Matancera, como el Nuevo Tumbao del propio Pacheco – eventualmente Tumbao Añejo cuando en un caso parecido al de Barretto más de la mitad de su elenco se le fue para formar el Conjunto Candela – y el de su compadre Pete “El Conde” Rodríguez. Pero sería la Típica’73 la destinada a ser la piedra angular del movimiento criollo en la salsa de inicios de los 70’s. Y, contrario a la tendencia a migrar a sonidos más modernos o experimentales como Eddie y Willie Colón e incluso también contrario a la otra tendencia de otros conjuntos que solo se limitaron a reciclar el cancionero antiguo cubano en suelo neoyorquino, la Típica sería a partir de 1975 la primera en estos lares en atreverse a rehacer con sonido salsero el nuevo cancionero de la mayor de las Antillas: la onda Areito. Ya el, aunque aquí dentro del formato cubano, adaptar a su estilo elementos del jazz fusión y hasta del pop y rock gringos como lo venían haciendo Eddie y Willie, vendría años después. (Claro, quepa destacar que incluso antes de la Típica ya en Puerto Rico artistas como Roberto Roena, Bobby Valentín, Frank Ferrer y el propio Rafael Cortijo con su incomprendido Time Machine de 1973 – la antesala directa al Irakere que tomó por asalto al bloque soviético y eventualmente al mundo hispano al año siguiente – ya hacían sus respectivas aproximaciones, pero esto es tema para otro ensayo.)

Típica 73. Foto, Martin Cohen.

Los primeros dos álbumes.

Sentando las bases desde el arranque, el álbum debut “Típica’73” (Inca LP1031, 1972) trajo evidencia concreta de su norte musical y versatilidad en temas como “No Volveré,” “Descarga ’73,” “Oye Mi Guajira,” “Aprende,” “Acere Boncó” y los estándares “Mañoñó,” “Son De La Loma” y “Tintorera.” Pacheco fungió como productor y director de grabación, aunque aparte de aportar el güiro en varios temas (su patentado patrón de güiro inverso se escucha clarísimo en “Acere Boncó”), no tuvo mayor intromisión en la parte creativa de este álbum, no con la calidad del personal que grabó aquí y la energía que estos despliegan, superada solo por la de sus presentaciones en vivo. La segunda sesión del colectivo, curiosamente de igual título (Inca LP1038, 1974), siguió la misma fórmula, ahora enfatizando aún más la raíz cubana con la entrada formal de Nelson González y su tres, quien provenía de la ahora recién disuelta Orquesta Revelación de Ismael Miranda y se convertía ahora en pieza crucial de la Típica. Si bien se escogió como sencillo principal un tema de salsa tradicional – “Así No Se Quiere A Nadie” – el palo fuerte del álbum lo fue su jocosa versión del clásico “Amalia Batista” que previamente popularizaran por separado Rolando La Serie y el dúo mexicano Lobo y Melón y al cual la Típica incorporaba ahora sonidos sicodélicos y parodias del vaudeville en voces de López, Vilató y González. El éxito arrollador de este otro disco acrecentó aun más la popularidad del entonces aún conjunto, el cual ahora por fin comenzaba a internacionalizarse, exportando su arte a mercados como Puerto Rico, Venezuela y Panamá.

Foto que pertenece a la contraportada del segundo álbum de Típica 73. En la imagen, Orestes Vilató, John «Dandy» Rodríguez y Adalberto Santiago

1975 marca un punto crucial en la carrera de esta institución. Este es el año donde graban, a juicio de muchos incluyéndome, la obra maestra por excelencia de esta su primera etapa: el antológico “La Candela” (Inca LP1043). Como producto de una serie de viajes de Dandy a Cuba vía Canadá – única ruta posible desde EEUU si querías obviar el bloqueo – e intercambios con músicos de la hermana isla como Francisco Fellové y Juan Climaco Formell, la Típica’73 añadía ahora otras dos armas letales a su repertorio: la introducción formal del joven maestro Ángel Rubén “Cachete” Maldonado en el quinto y tambores batá – su entrada como percusionista alterno cayendo justo a la medida, especialmente en ocasiones donde la Típica alternaba como orquesta de planta acompañando a otros cantantes solistas como Cheo Feliciano – y, ahora de lleno, la onda Areito con sonido salsero, reversionando a su estilo el nuevo cancionero que promovían Los Van Van, Irakere, Ritmo Oriental y Elio Revé, por mencionar unos pocos. Así las cosas, el repertorio tradicional de la Típica – temas como “Canuto” (al decir de varios, una tira’era directa hacia Barretto sin mencionarlo), “Te Llevo Conmigo”, el bolero “No Somos Nada” y el homenaje a motu propio de Vilató a los babalaos de Cuba y New York “Los Santeros” – ahora compartía espacio con temas como “La Escoba Barrendera,” “El Jamaiquino” de Fellové, “No Me Critiques” (con soberana moña a seis voces de López, Pineda y Manozzi vía overdubbing) y el tema que titula el álbum con Bravo añadiendo sintetizadores y un violento solo de timbal con bombo de Vilató. Por otro lado, 1975 también sería el año donde el conjunto enfrenta su primera crisis formal y que culminó en la división de este elenco original.

Estamos chao, cada uno por su la’o….

Si bien algunas fuentes – entre ellas el laureado César Miguel Rondón – alegan que el cambio en sonoridad que experimentaba la Típica al incorporar el Areito en su repertorio fue uno de los motivos para que la banda se dividiera literalmente en dos bandos, la raíz de esta ruptura tendría razones mucho más profundas. No es secreto que todos y cada uno de los integrantes de esta banda – la cual funcionaba como una cooperativa, siguiendo el ejemplo de El Gran Combo – estaban inmersos en el Yoruba. Cuento largo corto, cuando los dos padrinos santeros de los integrantes del colectivo se declaran mutua guerra esta inevitablemente se dividió en dos bandos, cada uno con su respectivo babalao. Aún al sol de hoy, y harto entendiblemente, a ninguno de los sobrevivientes de este episodio los escucharán detallando esta ruptura en público y este quien suscribe tampoco lo va a hacer. En todo caso, dejemos que el propio Adalberto, aunque de manera discreta, resuma en sus propias palabras: «Unos no se llevaban con la cultura de otros. Manozzi, por ejemplo, que era italiano. Y también hubo otros intereses envueltos, como la santería y cosas así. Entonces nos dividimos.» Adalberto, sus compadres Orestes y Nelson y el propio Manozzi se van y montan tienda aparte fundando una nueva cooperativa de nombre Los Kimbos, cuya primera etapa también concluye de manera controversial cuando en un costoso malentendido Vilató como líder registra el grupo a nombre suyo en 1977 – Vilató & Los Kimbos – provocando la salida de casi todo su elenco y dividiéndose a su vez en tres: Adalberto y Nelson fundan sus respectivas orquestas y Vilató rehace a Los Kimbos con elenco completamente nuevo.

Foto que forma parte de la contra carátula del primer LP de Los Kimbos (1976)

Por otro lado, y ajenos a estos otros incidentes en el otro bando restante, Dandy, Bravo, López, Pérez y Cachete y Pineda prosiguen sus experimentos, ahora añadiendo al arsenal los sonidos del violín y flauta charangueros. Así las cosas, la segunda etapa de la Típica arranca con la integración de Lionel Sánchez (trompeta), José “Joe” Grajales (congas, timbales), un nuevo vocalista en la figura del siempre inmenso Roberto Romero, alias Tito Allen, y expandiendo en el nuevo sonido de la banda, el saxo y flauta del virtuoso Don Gonzalo Fernández y, en su regreso tras esas descargas del ’72, el mismísimo Alfredo De La Fe, cuyas acrobacias con el violín eléctrico ahora tomaban papel protagónico. Con este nuevo elenco y el refuerzo en el estudio del maestro Ismael Quintana en los coros y percusión menor y el igualmente inmortal maestro Louie Ramírez como productor, se graba en 1976 el exitoso “Rumba Caliente” (Inca LP1051). Como carta de presentación del renovado grupo, aparte del ambiente abiertamente experimental del tema que titula el álbum y el exitoso primer sencillo “Pare Cochero,” la letra del tema “Guajira Típica” – arreglo y composición del propio Sonny Bravo, quien se destaca con solo de piano junto a la flauta de Gonzalo y el timbal 100% charanguero de Grajales – lo dice todo: «Hay una orquesta, señores, con un sonido total. Suena a charanga, suena a conjunto, suena sensacional. Arrancan con una rumba, salsa, guajira o bembé. Oigan el nuevo sonido de la Típica’73.» Esta segunda etapa de la Típica, sin embargo, sería de corta duración tras la salida de los propios Don Gonzalo y Tito Allen. Contrario a la división del año anterior, la salida de estos dos no se debió a rencillas con otros compañeros o líos de corte ideológico. El norte de ambos era, ni más ni menos, hacerse de nombre propio en la escena musical. Don Gonzalo apuntaría a mayor altura con su antológico “Super Típica de Estrellas,” cumbre charanguera que juntó a buena parte de los bravos de este género en Nueva York, incluidos aquí miembros de ambos bandos de la disuelta Típica’73 original, esto seguido de otros varios proyectos antes de acogerse a un retiro forzoso tras problemas con sus labios, un detente común para muchos de los que tocan instrumentos de viento. En el caso de Allen, como mencionado arriba y en sus propias palabras a continuación, buscaba su propio reconocimiento y decide rehacer su carrera como solista: «Pasó igual a cuando estaba con Barretto y con Puente. Era cuestión de crédito. Yo cantaba en hoteles en Puerto Rico y ganaba buen dinero, pero me fui a EEUU buscando eso mismo: Hacerme de un nombre en la música. (La Típica) en algunos shows me presentaban con nombre y apellido y en otros ni me anunciaban. Entonces un día tras una presentación en Long Island les puse mi nota de renuncia en dos semanas.»

De conjunto a orquesta full…

Estas dos recientes bajas en el elenco de la Típica encontrarían reemplazo en otros dos respetadísimos veteranos de la escena: los hoy inmortales Camilo Azuquita como nueva voz y Dick “Taco” Meza en la flauta y sax tenor. Azuquita, apadrinado en su momento por el mismísimo Tito Rodríguez, otrora voz líder de la orquesta del inolvidable Kako y veterano de sesiones con Cortijo, Roberto Roena y una breve pasantía con El Gran Combo amén de un prolongado tiempo en California liderando su propia banda, traía a bordo su característica picardía y versatilidad. Taco, por el otro lado, otro veterano del Combo Gigante de Kako – entonces acreditado como Richard “Richie” Meza – y en su momento miembro también de orquestas como las de Puente y Machito, traía sus credenciales como solista de jazz, su dominio del idioma charanguero y una pluma vanguardista como arreglista, la cual desplegó a sus anchas durante ese periodo donde Puente se debatía con el boogaloo. Por otro lado, y como producto de sus cada vez mas frecuentes apariciones en recintos como el Madison Square Garden en solitario o acompañando a cantantes como Cheo, Dandy decide expandir la sección de ritmo con un timbalero en propiedad, invitando formalmente ahora a Nicky Marrero a bordo. Ya miembro estelar entonces de la Fania All-Stars y quien ya anteriormente incluso cubrió a Vilató en la Típica en ocasiones, la versatilidad y virtuosismo de Nicky en el timbal y batería le caían como anillo al dedo a la Típica y su nuevo concepto, aun cuando con su entrada ya dejarían de ser un conjunto.

«Dandy» Rodríguez, Nicky Marrero y José Grajales, percusión de Típica 73. Foto, Martin Cohen.

Con este renovado elenco se graba en 1977 quizá la página más ambiciosa en la discografía de la orquesta: “The Two Sides of/ Los Dos Lados de la Típica’73” (Inca LP1053), de nuevo con Louie Ramírez como productor. El recién llegado Nicky es quien describe esta producción: «Lo que queríamos demostrar en este disco es que no solo podíamos tocar en formato de salsa, charanga o big band, sino que también podíamos tocar songo, ahí es que la batería entra en juego. (Demostrar que podíamos tocar) lo que estaba saliendo de Cuba; Changuito y la Ritmo Oriental. (Demostrar) que aquí se podía tocar como se toca en Cuba, tocar jazz, tocar charanga, tocar al estilo Machito o al estilo Nueva York. De eso se trataba este disco.» Con los maestros Gil López y Luis “Perico” Ortiz sumándose a Sonny y Taco como arreglistas, “The Two Sides” presentaba a la Típica como orquesta de concierto en el lado a y regresando a su esencia bailable en el lado b, reforzados por el maestro Harry Viggiano en el tres y guitarra eléctrica – colaborador frecuente entonces de la orquesta y antiguo miembro fundador de Los Kimbos – y acompañando a Cachete los tambores batá de Héctor “El Flaco” Hernández y el propio Dandy, quien ahora era oficialmente el conguero de la Fania All-Stars a partir de la gira de ese año ’77. Cabe destacar que, precisamente a partir de este álbum el propio Sonny Bravo adquiere mayor protagonismo al ser promovido a colíder de la orquesta, ahora escribiendo las notas discográficas de los álbumes de la orquesta y literalmente haciéndose cargo de esta cuando Dandy junto al propio Nicky dejaban temporeramente la orquesta para irse de gira con la Fania. Durante este tiempo no era raro ver al maestro Louis Bauzó – cuando éste no estaba de gira con Puente – y a dos otrora alumnos del propio Nicky, Staton Elliott Howlett y el hoy gran maestro Jimmy Delgado, a bordo con la Típica.

Presentación de Típica 73 con Camilo Azuquita en la televisión venezolana en 1977.

En octubre de ese año, y ante una breve ausencia de Azuquita, el propio Adalberto Santiago le recomienda a Dandy y a Sonny los talentos de un joven y carismático sonero dominicano que ya empezaba a ganar popularidad como cantante de la orquesta de Tito Rodríguez Jr. Su nombre: José Alberto Justiniano, el futuro Canario. Ahora por primera y única vez oficialmente con dos cantantes a bordo y con la adición del hoy inmortal – y entonces cantante de la Orq. Broadway – Felo Barrios en los coros, la Típica regresa a su raíz netamente bailable con el álbum “Salsa Encendida” (Inca LP1062, 1978 aunque grabado a finales del año anterior). Aparte de la novedad de dos vocalistas, este es el primer álbum de la orquesta donde, aunque brevemente, se salen del molde netamente cubano al incorporar un merengue al repertorio. Los éxitos grandes de este álbum lo fueron los imprescindibles “Baila Que Baila,” “Con La Mayor Elegancia” y el otrora éxito de Irakere “Xiomara Mayoral,” amén de un poco de tira’era en el tema “Los Campeones De La Salsa,” compuesto expresamente para ellos por Louie Ramírez. El impacto y popularidad de la orquesta ya era tal que incluso ya estaban presentándose en el continente europeo. De hecho, es precisamente durante una gira por París donde Azuquita finalmente le dice ciao a la Típica al recibir un lucrativo contrato para quedarse a tiempo completo en suelo francés. En el interín, la orquesta expande aún más su sección de vientos al traer a bordo ahora de forma integral a otro frecuente colaborador de sus presentaciones de concierto y ahora el tercer dominicano en nómina: el inmortal por demás Mario Rivera en los saxos barítono y soprano y doblando también a flauta. Al igual que Dandy, Mario también tenía en su curriculum vitae no solo estadías con el Triunvirato del Palladium, sino también grabaciones y/o presentaciones al lado de grandes como Dizzy Gillespie y el propio Cortijo. Con El Comandante ahora a bordo, ese año ’78 regresan al estudio para otra grabación que sin embargo no ve la luz sino hasta dos años después. Y esto por una razón de mucho peso que detallaremos en el próximo párrafo.

Para gozar Cubita….

Ya que hablamos la intensidad de las exploraciones del nuevo cancionero cubano por parte de la Típica’73 y el libre flujo y colaboraciones entre Johnny Rodríguez y parte de la élite de músicos en la Antilla mayor, el próximo capítulo sería uno radical. La orquesta es invitada a viajar a Cuba para una serie de presentaciones y una grabación en los legendarios estudios EGREM (antigua Panart) en el 410 de la calle San Miguel. Con el visto bueno del propio Jerry Masucci, quien igualmente mantenía aun vínculos dentro de Cuba y facilitó el proceso, la orquesta e invitados hicieron el viaje vía Canadá en noviembre de 1978. Eso sí, la orquesta no viajó completa: Leopoldo Pineda, quien se opuso tajantemente al viaje por miedo a represalias del exilio cubano en EEUU, declinó hacer el viaje y, anticipando el futuro inmediato, abandonó la orquesta pasando a tocar a tiempo completo con Willie Colón y, a partir de verano del ’79, la mismísima Fania All-Stars. [Leopoldo en sus propias palabras: «Siempre me opuse a ese viaje a Cuba y así se lo dije a Sonny y a Johnny: ‘ese viaje nos va a costar y duro…nos vamos a joder si vamos allá.’ Y eso fue exactamente lo que pasó.»] El resto del trabuco, ahora junto a Felo Barrios como corista y, aunque no como músico, el ahora líder de su propia orquesta Nelson González, se embarcaron en esta aventura. De nuevo, es el propio Nicky Marrero quien resume lo que se vivió: «Fuimos la primera orquesta latina estadounidense en viajar a Cuba en 23 años más o menos. Vimos a todos los tamboreros mayores allá y a todas las orquestas grandes. Nos quedamos por dos semanas en este alojamiento llamado El Megano. Todos los días durante el desayuno nos repartían hojas de papel donde escribíamos los nombres de las bandas que queríamos ver. Y por 14 días cinco o seis orquestas venían al local no porque hubiera un baile, sino porque estábamos allí y venían a tocar para nosotros. Grabamos un disco allí con la élite de Cuba.» Esa élite a la que se refiere Nicky y liderada por Antonio María “Tony” Taño – otrora trompeta y director de la Orquesta Cubana de Música Moderna – como director de grabación, corista y coproductor la componían pioneros como Tata Güines, Guillermo Barreto, Félix Chappotín, El Niño Rivera – el ídolo de Nelson González – y Pello El Afrokán, de la legendaria Aragón los maestros Richard Egües y Felo Bacallao, el trombonista y futuro fundador de las Estrellas de Areito Juan Pablo Torres, y los entonces percusionistas de Los Van Van José Luis “Changuito” Quintana y Raúl “Yulo” Cárdenas.

Ángel «Cachete» Maldonado compartiendo con Tata Güines. Foto de «Cachete» Maldonado

El álbum en cuestión, el antológico “Típica’73 en Cuba: Intercambio Cultural” (Fania JM00542, 1979) y con los maestros Edy Martínez y Luisito Cruz sumándose a Sonny, Perico y el propio Tony Taño como arreglistas, fue sin duda una obra maestra, a juicio de muchos cerrando propiamente un ciclo en la historia de la salsa neoyorquina y juntando dos vías musicales que corrían por carriles paralelos desde 1959 con el cierre diplomático. De hecho, y en una nota desconocida por muchos, meses después de grabada esta sesión los estudios EGREM estrenaban una nueva consola multicanales, bocinas y micrófonos nuevos enviados vía Canadá. Este renovado equipo fue un regalo del propio Masucci en agradecimiento a la acogida que le dieron al elenco de la Típica.

La Profecía de Palma Sola.

Pero, y este es un pero grandísimo, la escena en 1979 cuando se lanza este álbum era muy distinta, tanto musical como políticamente. Contrario a tiempos más recientes donde un Ry Cooder viaja a Cuba, reúne a gran parte de la vieja guardia de la hermana isla – Compay Segundo, Pío Leyva, Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa y otros – y no solo recibe halagos a nivel global, sino que la industria musical lo premia por ello, a la Típica le esperaba a su regreso un desenlace harto distinto. La desmedida presión en contra de miembros del exilio cubano en EEUU ante lo que según ellos fue una movida económica en respaldo al régimen de Fidel Castro empezó a lacerar seriamente a la orquesta. Incluso la propia Celia Cruz en represalia se negó a seguir compartiendo tarima y grabaciones con Dandy, provocando su salida del roster de la Fania All-Stars, vacante que desde entonces llenó Eddie Montalvo. [El propio Dandy, citando a Celia en ese entonces: «Ustedes lo hicieron mal. ¿Cómo ustedes se van a poner a darle dinero a ese cabrón?»] Así las cosas, varios dueños de clubes empezaron a cancelarle actividades a la orquesta: unos en represalia y otros por miedo a amenazas veladas de grupos paramilitares del exilio como Alpha 77, quienes en varias ocasiones declararon “no les extrañe en un futuro evento ver las tumbadoras de la Típica’73 teñidas de sangre.” La profecía de Palma Sola se estaba cumpliendo a cabalidad, aunque eso de momento no detuvo a la orquesta. Eso sí, salvo por una sesión de jazz latino liderada por el propio Johnny Rodríguez – “Dandy’s Dandy” (LP Ventures LPV469, 1979) – no volverían a pisar un estudio de grabación hasta el año siguiente. Ese año siguiente 1980, y con un año de retraso gracias al lanzamiento de la sesión grabada en Cuba, sale finalmente al mercado el álbum “Charangueando con la Típica’73” (Fania JM00560), álbum que cimentaba el estatus del trabuco como “la orquesta de los músicos en Nueva York.” [Si se preguntan qué hacía Pineda grabando en esa sesión luego de su tempestuosa salida de la orquesta, de nuevo, este álbum se grabó originalmente en verano de 1978, meses antes del viaje a Cuba.]

En medio de la crisis laboral que ya arropaba a la orquesta en medio del boicot férreo que atravesaba se graba el álbum “Into The 80’s” (Fania JM00592, lanzado en 1981). Aunque bajando revoluciones y pariendo quizás el más comercial de sus discos, aquí la Típica parecía hacerles frente a sus múltiples críticos como queriendo decir “si nos van a matar, nos matan con las botas bien puestas.” Y cimentando de nuevo su estatus como la favorita de los músicos en Nueva York, la orquesta tuvo a bordo a una cepa de invitados de lujo: Cortijo, Kako, Mario Bauzá, Yomo Toro, Andy González, Roger Squitero, Néstor Sánchez, Roberto Reimundo Rodríguez, Roberto Torres y Wilfredo Vélez (este último ya reemplazando a El Comandante cuando este se iba de gira con Tito Puente). Al año siguiente y ya con varias bajas importantes en medio del boicot que los seguía estrangulando, la Típica regresa para una última sesión de estudio que nunca salió al mercado. De acuerdo con los archivos de cintas de Fania Records – cintas máster 1495, 1496 y 1497 – los ocho temas de esa última sesión con la que hubieran celebrado su décimo aniversario lo serían “No Lo Digas,” “No Pienses Así,” “Un Consejo,” “Sacude Zapato,” “Mulata Bombón,” “Borinquen Me Llama” y nuevas versiones de “Así No Se Quiere a Nadie” y “Mañoñó.” La razón para que este otro material jamás saliera publicado era sencilla: ya la Típica’73 se desbandaba de forma definitiva; sus miembros inevitablemente partiendo a puerto seguro con otras agrupaciones o, en el caso específico de René López y eventualmente Dave Pérez, retirándose por completo desencantados con una escena musical que ya venía en franca picada. Este disco, lamentablemente, sigue engavetado y olvidado al momento de escrito este ensayo.

[Dandy: «El viaje a Cuba alejó a mucha gente. Nosotros lo vimos como un intercambio cultural y musical, ellos lo vieron como proselitismo político. Hasta en Nueva York nos empezaron a cerrar puertas y cada vez tocábamos menos fechas. Fue durísimo. Algunos de los muchachos empezaron a irse con otros grupos y poco a poco la cosa se cayó.» Sonny: «Llegó un momento en que ni cantante teníamos. Adalberto cubrió par de fechas, Tito Allen eventualmente regresó por un tiempo. Pero los días de la orquesta ya estaban contados.»]

¿Quién dijo que esto se acabó?

Y esta hubiese sido la conclusión de la historia de la Tipica’73 de no ser por una histórica y exitosa reunión en concierto efectuada en Puerto Rico en 1995. Esto desembocando en posteriores reuniones en Nueva York y Puerto Rico en 1999 celebrando el 25 Aniversario de su fundación – la última filmándose y grabándose en vivo para un posterior álbum independiente. De estos recitales surgió una anunciada iniciativa de reunirse para una nueva sesión de estudio, lo cual nunca llegó a mayores alegadamente por la insistencia de José Alberto como productor de poner su nombre al frente del de la agrupación. Finalmente, y en un final felizmente apropiado para este ensayo, la Tipica’73 se reorganiza formalmente en 2013 en ocasión de su 40 aniversario con nuevo elenco. Dandy y Sonny seguirían al frente de la orquesta, ahora redondeada con grandes como los propios Nelson González y Joe Grajales, Jimmy Delgado, Alí Bello, Frankie Vázquez, Pete Nater, George Delgado y Arturo Ortiz, este último eventualmente sustituyendo a Sonny cuando este decide retirarse como músico activo. Si bien no han vuelto a grabar como colectivo tras la abortada sesión del ’82 – y no han vuelto a publicar disco alguno desde el 2000 – la Típica sigue activa al sol de hoy. Eso sí, al momento de publicada la revisión final de este ensayo, la orquesta se está tomando una pausa temporera ante la inesperada crisis de salud de su líder Johnny “Dandy” Rodríguez, a quien desde este espacio le seguimos brindando nuestras oraciones y buena vibra para una pronta recuperación.

Así se enciende la candela…

Thomas Muriel, autor de este ensayo junto a Orestes Vilató.

Referencias y bibliografía:

  • Cesar Miguel Rondón: “El Libro de la Salsa” (1979)
  • Ángel Méndez: “Swing Latino: Gente Caribe” (1985)
  • Tommy Muriel: “Fania All-Stars: Salsa, Inc.” (reedición 2020)
  • Entrevistas con:
  • Johnny Rodríguez (Martin Cohen)
  • Nicky Marrero (Louis Laffitte 1995)
  • Sonny Bravo (Max Salazar 1995)
  • Adalberto Santiago & Tito Allen (Jaime Torres-Torres 1995; Tommy Muriel & John Mendoza 1999)
  • Leopoldo Pineda (Jaime Torres-Torres 1999)
  • José Alberto “El Canario” (Mary Kent)

HABLANDO EN CLAVE – TÍPICA 73 – 50TH ANNIVERSARY