(ensayo e investigación especial por Tommy Muriel para Hablando En Clave®)

Bernard Fox: «Es sorprendente cuanto interés aun despierta este concierto 50 años después. Los momentos, la música, las emociones que sostienen todos estos recuerdos. Estuve detrás de la consola durante el espectáculo y podías sentir como crecía la agitación (del público en asistencia).»

El pasado 24 de agosto de 2023 se conmemoró el 50mo aniversario de un evento que marcó un hito en la música latina como la conocemos hoy día y que sigue despertando pasiones. A su vez, este histórico concierto levantó todo tipo de historias, aunque algunas no del todo ciertas o basadas en medias verdades que no se corroboraron debidamente. En este ensayo y tras años largos de investigación – buena parte de este material que comparto disponible en mi libro “Fania All-Stars: Salsa, Inc.” – desglosamos todo lo que ocurrió. Esta es, pues, la historia detrás de ese legendario concierto de la Fania All-Stars en el Yankee Stadium, celebrado el viernes 24 de agosto de 1973.

La antesala.

El punto de partida, naturalmente, lo fue un evento igualmente histórico que ocurrió justo dos años antes y a varias millas de distancia: ese legendario concierto filmado y grabado en el recordado club Cheetah – anteriormente Palm Gardens – el jueves 26 de agosto de 1971. Jerry Masucci y Johnny Pacheco, cofundadores y dueños de Fania Records, juntaban por segunda vez – y para la gran mayoría, por primera vez de manera oficial – a varios de sus artistas principales bajo el nombre oficial de Estrellas de Fania o Fania All-Stars. En una movida magistral, ambos codueños tuvieron la visión de no solo grabar el concierto en vivo, sino también filmarlo – siguiendo a su vez una iniciativa de una de sus manos derechas Larry Harlow, quien convocó para esos fines a su amigo Leon Gast – y, combinando este material con escenas del Nueva York hispano y abiertamente marginado de ese entonces, dando paso a la histórica película Our Latin Thing. La película estrena con masivo éxito al año siguiente en Nueva York y Puerto Rico inicialmente, luego llevada a Republica Dominicana; con esta movida y el éxito del álbum doble conmemorativo de ese concierto – “Live at Cheetah,” volúmenes 1 y 2 – elevando a la Fania All-Stars y al sello disquero que le dio nombre a nivel de mega estrellas.

Orestes Vilató, entrevistado por Matt Rogers en 2009: «Jerry (Masucci) era muy listo. Nos llevaron al estreno en la ciudad (Nueva York) en limosinas y en trajes de esmoquin con nuestras esposas, todo con mucha clase. […] Nadie se acordó de Tico, ni de Alegre ni de más nada.»

{Arriba: parte del elenco durante la gala premiere del filme Our Latin Thing en Puerto Rico. De pie desde la izquierda: Pete “El Conde” Rodríguez, Willie Colón, Cheo Feliciano (su esposa Socorro “Cocó” Prieto León sentada a la extrema izquierda), Bobby Cruz, Ricardo Ray, Ray Barretto, Ismael Miranda, Héctor Lavoe, Bobby Valentín y el percusionista, bailarín y promotor artístico Sansón Batalla. Las otras tres damas sentadas lo son Carmen Mirabal, Miki Vimari y Oria Rivera (esposa de Valentín).}
{Arriba: Póster oficial del concierto debut de la Fania en el entonces Nuevo Coliseo de San Juan, rebautizado luego Coliseo Roberto Clemente. Noten que tanto Adalberto Santiago como Orestes Vilató aún eran parte de la promoción oficial del evento. Como verán más abajo, ninguno de los dos estaba ya en la nómina del All-Stars cuando se llevó a cabo este otro espectáculo. Debajo: los cantantes en tarima esa noche: El Conde, Cheo, Bobby Cruz, Miranda, Santitos, Lavoe y Justo El Bravo.}

Llega año 1973 y el boom de Our Latin Thing sigue en ascenso, ahora la película exhibiéndose en otros mercados como Panamá y Venezuela. Y es en estas circunstancias que Masucci y Pacheco convocan al elenco que participó en ese concierto en el Cheetah para una corta gira de dos presentaciones en Panamá y Puerto Rico en febrero de ese año. Pero esto no estuvo exento de su buena dosis de drama: Ray Barretto, quien entonces y tras el éxito de su álbum “Que Viva La Música” perdía a más de la mitad de su elenco al fundarse la naciente Típica’73, fue enfático negándose a ser parte de esa minigira o de la misma Fania All-Stars si Orestes Vilató – uno de los que desertó de su orquesta – permanecía en la nómina del trabuco. Una decisión harto difícil, pues si por un lado Vilató amén de darle solidez a la sección rítmica era considerado coestelar en el elenco, por el otro Barretto era una de las prioridades máximas del sello y, como tal, figura insustituible dentro del elenco del All-Stars. Así las cosas, Pacheco y Masucci no tuvieron otra alternativa que forzar la vacante de timbalero y mantener a Barretto contento y en sus filas, aunque esto provocó a su vez la salida de otro estelar y figura importantísima en ese elenco: el cantante Adalberto Santiago – otro de los desertores y a su vez encargado de la armonía de voces en el frente vocal del All-Stars. (Adalberto no tuvo oposición alguna de Barretto o de nadie para seguir en el elenco del trabuco, pero optó por quitarse en solidaridad con Orestes, quien es su compadre.) Otra baja en las filas lo sería el trompetista Larry Spencerel hombre de las conexiones – quien por razones no del todo conocidas también se bajaba del tren. Así, pues, la Fania se presenta exitosamente en Panamá y en Puerto Rico (aquí en esta ultima parada estrenando el recién construido Coliseo Roberto Clemente y como veremos, la primera de DOS presentaciones que hizo la Fania ese año en este nuevo recinto), ahora con Nicky Marrero como el nuevo timbalero, Ray Maldonado – quien sí participó en al menos dos canciones del recital del Cheetah – cubriendo formalmente a Spencer y, ahora en sustitución de Adalberto, la entrada de Justo Betancourt – quien se suponía fuese parte de ese show en el Cheetah, pero abandonó molesto los ensayos tras perderse las partituras de la canción que debió interpretar esa noche y, en palabras suyas, se disparó la madre de las borracheras esa noche en otro local. El resto del elenco del trabuco siguió intacto: los estelares Ray Barretto, Willie Colón, Larry Harlow, Johnny Pacheco, Ricardo Ray, Roberto Roena y Bobby Valentín, los cantantes Santos Colón, Bobby Cruz, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Ismael Miranda y Pete “El Conde” Rodríguez, y los músicos Barry Rogers, Yomo Toro, Roberto Reimundo Rodríguez, Héctor “Bomberito” Zarzuela y Reynaldo Jorge, y los maestros de ceremonias Izzy Sanabria y el próximo a retirarse tras más de cuatro décadas en la radio neoyorquina “Symphony” Sid Torin.

{Arriba: Parte del elenco del concierto de febrero 1973 tras bastidores en el Coliseo. De pie: Barry Rogers, Reynaldo Jorge, Ray Maldonado, Bobby Valentín, Ismael Miranda, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Santos Colón, Bomberito Zarzuela, Yomo Toro, Roberto Rodríguez, Nicky Marrero y Rubén “El Jorobao” Santiago – sí, este sí es el famoso Rubén que mencionan en la rumba abierta previa al “Ahora Vengo Yo” esa noche en el Cheetah. En cuclillas al frente: Ricardo Ray, Carmen Mirabal, Jerry Masucci, Justo Betancourt, Willie Colón, Pete “El Conde” Rodríguez y Bobby Cruz.}
{Arriba: póster oficial del malogrado International Latin Festival, primera apuesta en grande de Joe Bataan como promotor artístico. Debajo, un boleto de entrada de dicho evento, de la colección del maestro Herman Rodríguez-Bajandas.}

Herman Rodríguez-Bajandas: «Jerry Masucci tenía visión y alma de apostador. Fui a un evento similar en el Shea Stadium donde tocarían entre otros Machito & Graciela, Joe Bataan, Ocho y otros, […] pero ese no fue un lleno completo que yo recuerde. Tantos artistas que tocaron esas noches del ’73 y que ya no están con nosotros, pero el filme, las grabaciones y los recuerdos perduran.»

Durante ese primer trimestre del ’73 uno de los artistas que recién dejaba atrás el sello Fania y otrora artista principal del sello en su etapa inicial, el inmenso Joe Bataan, hacía su apuesta en grande organizando un megaconcierto benéfico a efectuarse en el Shea Stadium, el hogar de los Mets de Nueva York en el beisbol de grandes ligas. El malogrado primer International Latin Festival y que aparte del propio Bataan tendría como actos estelares a La Lupe, Machito & Graciela, Eddie Palmieri, Tony Pabón & La Protesta, las orquestas de los propios Barretto, Willie Colón e Ismael Miranda y directamente de San Francisco a la banda Malo terminó cancelándose tras las torrenciales lluvias el día del evento, 21 de julio de ese año. Jerry Masucci, envalentonado tras el enorme éxito de Our Latin Thing y buscando no dejarse opacar por este primer intento masivo de su ahora rebelde exartista, apuesta a que la Fania All-Stars llenaría el otro gran estadio neoyorquino, el Yankee Stadium cuya sede original estaba en el Bronx. Cierto, con esta jugada maestra – la película – ya Fania opacaba de lleno al entonces todopoderoso Tico Records y se establecía como el principal sello latino, ¿pero llenar un estadio de beisbol por sí solo a la usanza de los actos de rock de la era? Quizá en estos tiempos donde – y por limitarnos solo a artistas de salsa en este relato – un Gilberto Santa Rosa o un Víctor Manuelle pueden llenar varias funciones en un Coliseo de Puerto Rico sería algo común y corriente, pero en 1973 este tipo de apuesta con un acto netamente afrolatino definitivamente NO era garantía alguna de éxito. En otras palabras, una orquesta o artista salsero no se consideraba como un acto capaz de llenar por sí solo un recinto de mayor envergadura, como estadios o salas grandes de concierto. Aún no.

Izzy Sanabria, citando a uno de esos detractores: «ok, chévere, llenaron el Cheetah, ¿pero a quién carajos creen que están promoviendo, a Los Beatles

Así las cosas y desde luego, mas de uno declaró que Masucci se había vuelto loco y se le habían subido los humos a la cabeza por tan descabellada idea, pero Pacheco apoyó la idea al 100% – en sus propias palabras y ante insistencias de que tendrían que invitar a actos como The Spinners o The Temptations para llenar ese recinto, «no, esto lo vamos a hacer a lo latino, porque ellos (la audiencia hispana) nos van a seguir. […] Los blancos tienen su música, los negros tienen a Motown y aquí llegamos nosotros con Fania, pero latino.» Las palabras del Zorro de Plata resultaron proféticas, pero vamos por partes.

Los preparativos.

Jimmy Delgado: «Fui a este concierto hace 50 años atrás. Menos de un mes antes de cumplir mis 15 años Nicky Marrero invitó a varios de sus estudiantes a presenciar un ensayo en el Cheetah para ese concierto en el Yankee Stadium. Fue excitante estar allí y yo asombrado me decía a mí mismo “aquí fue donde filmaron Our Latin Thing.” Mientras estuve allí vi como llegaban uno a uno los músicos. Estaban ensayando el “Congo Bongo,” que era la batalla de congas Barretto vs Santamaría, pero sin Barretto y yo me preguntaba por qué Ray no estaba allí. Minutos más tarde vi a Barretto llegar al Cheetah y subirse a la tarima, pero con un dedo vendado. Parecía que había venido de ver a un doctor.»

Eso sí, Fania Records procuró llenar todas las bases para llevar a cabo esta arriesgada propuesta. Como coestelares en esta velada, el sello convoca directamente desde el Camerún al inmortal Manu Dibango – que si bien no fue el creador del Afro-pop (ese crédito le corresponde al igualmente inmortal Fela Kuti) sí fue el primero en darlo a conocer de este otro lado del atlántico con su super éxito “Soul Makossa” – y a la principal nueva atracción del sello: el recién firmado y ya altamente consagrado Mongo Santamaría. Y capitalizando en el éxito de ese Brown Sound que llegaba importado desde California, Masucci y Pacheco convocan como acto de apertura a dos bandas de rock latino recién firmadas por su subsidiaria Vaya Records, los grupos Café (este apadrinado por Mongo, quien les prestó a su propia sección de vientos – Justo Almario, Héctor Veneros y Luis “Perico” Ortiz – para grabar su álbum debut, por el promotor miamense Art “Arturo” Kapper y el propio Ray Barretto quien les produjo dicha sesión) y Seguida (esta apadrinada por Harlow y dirigida por el bajista Randy Ortiz y cuya nómina incluía entre otros a un entonces niño prodigio de nombre Pete Nater en la trompeta). Y, por supuesto, para no defraudar a la audiencia salsera, la artillería probada de la naciente Típica’73 y directamente de Puerto Rico El Gran Combo, quienes si bien recién perdían a su estelar Pellín Rodríguez aún contaban con el inmenso Andy Montañez a bordo – de hecho, esta presentación sería de las primeras de Charlie Aponte como nuevo cantante de esta institución liderada por Rafael Ithier. Y al elenco de la mismísima Fania All-Stars esa noche se sumarían como invitados especiales, aparte del propio Santamaría, los jazzistas Billy Cobham y Jan Hammer – estos miembros entonces del consagrado grupo de fusión Mahavishnu Orchestra del guitarrista John McLaughlin – y el hoy inmortal Jorge Guillermo Santana, guitarrista de la banda Malo y hermano del no menos legendario Carlos Santana. Los All-Stars esa noche debían tocar dos sets, uno de salsa tradicional y otro donde, junto con la batería de invitados mencionados aquí, apostarían a demostrar que podían sumarse a esa fusión de rock con afrocaribe que ya incluso anterior al Brown Sound el propio Santamaría ya venía implantando desde una década antes (¿se acuerdan de su versión del “Watermelon Man” con La Lupe a bordo?). [La Fania All-Stars, por cierto, sufriría otros cambios en su elenco para este concierto: Zarzuela dejaba temporeramente al All-Stars – y al propio Pacheco – para asumir la plaza de director musical del conjunto de su paisano Primitivo Santos, entrando por él como primera trompeta el ya altísimamente cotizado – e inmortal por demás – Víctor Paz. Y en sustitución de Reynaldo Jorge haría su debut con el trabuco el segundo judío maravilloso, el igualmente inmortal Lewis Kahn. Igualmente, una joven y futura leyenda del jazz se sumaría a la sección de vientos: Lew Soloff, entonces miembro de la banda de rock fusión Blood, Sweat & Tears. Igualmente, el frente vocal se expande con la importantísima adición del ahora solista y nueva adquisición de Vaya Records Ismael Quintana.]

{Arriba: Leon Gast, Bernard Fox, Willie Colón y Jerry Masucci. Debajo, parte del personal de Fox y Location Recorders, montando y calibrando el sistema de sonido y de grabación a utilizarse en el concierto en el Yankee Stadium.}

Desde luego y como la apuesta era en grande – tan grande que incluso contrata a Lee Marshall, el llamado Fotógrafo Oficial del Rock and Roll, para desde entonces ser el encargado de documentar esta y las futuras aventuras de la Fania All-Stars – Masucci grabaría y filmaría este evento también. Para la filmación se convocó de nuevo a Leon Gast y su equipo de trabajo. En cuanto a la grabación del audio de este evento Fania delegó de nuevo el proyecto en las manos de los maestros Bernard “Bernie” Fox y Alan Manger y su compañía Location Recorders, los mismos que grabaron el recital en el Cheetah. Para estos la logística era un reto mayor: lejos de la relativa comodidad de un club cerrado y pequeño como el Cheetah ahora se trataba de un estadio masivo – y abierto – y cuya acústica no era la ideal para un evento musical. Si bien es cierto que Fox y su equipo no tendrían mayor problema a la hora de montar y calibrar equipo para la grabación del concierto, la pobre acústica y el no muy largo alcance del sistema de amplificación de sonido para las gradas suponía problemas serios en cuanto a calidad de audio. (Y a eso sumemos que esos masivos altoparlantes de hoy en día aun no existían, por lo que tocaba hacer malabares con el equipo a mano y con el agravante de que la tarima, por orden de los directivos del estadio, se montaría a una distancia considerable de las gradas principales para evitar daños mayores al terreno de juego.)

{Arriba: parte del elenco durante la prueba de sonido en tarima horas antes del concierto. Noten que la tarima, por órdenes de los directivos del estadio, se colocó entre el jardín central y derecho del terreno de juego y a demasiada distancia de las gradas, un punto neurálgico en esta trama.}
{Arriba: Willie Colón y Larry Harlow posando en el Yankee Stadium durante una conferencia de prensa previa al evento. Al lado, Pacheco en tarima dirigiendo al All-Stars en el primero de sus dos sets. Visibles en la foto también Nicky Marrero, Ray Barretto y Roberto Roena.}

Esa histórica – y polémica – noche de concierto.

{Arriba: póster original del concierto en el Yankee Stadium (aún no se anunciaba al resto de los actos que se sumarían al cartel). Debajo, boleto de entrada de ese evento, también de la colección de Herman Rodríguez-Bajandas.}

Arriba: Jerry y Alex Masucci, Tite Curet Alonso y Elliot Sachs, entre otros, observando la puesta en tarima desde los costados. Arriba de este texto, El Gran Combo edición 1973 en tarima esa noche de concierto. Debajo, las portadas de los discos en promoción de dos de los otros teloneros esa noche: la naciente Típica’73 y Café.}

De nuevo, resultaron proféticas las palabras de Pacheco: 42000 almas llenaron el estadio esa noche. La noche de concierto arrancó puntual con Symphony Sid, Izzy Sanabria, Joe Gaines, Paquito Navarro y Dick Sugar turnándose como maestros de ceremonias, los grupos Café y Seguida avivando el ambiente con su rock latino y preparando el terreno para el dos por uno salsero de la Típica’73 con Adalberto Santiago y El Gran Combo con el señor vozarrón de Andy Montañez. Finalmente, el abreboca principal de la velada con el debut masivo de Mongo Santamaría, cuyo set presentando a su nuevo grupo – Perico, Almario, Veneros, Joe Madrid, Pablo “El Indio” Rosario, Jimmy Rivera y William Allen – se grabó en su totalidad. [Se presume por fe que las intervenciones de las cuatro orquestas anteriores también se grabaron en su totalidad; de estas solo se publicó de manera oficial el tema “Julia” interpretado por El Gran Combo, quienes entonces aún grababan de manera independiente para su propio sello EGC. De hecho, Masucci interesaba, al igual que hizo con el set de Santamaría, lanzar ese set de El Gran Combo en su totalidad y con eso en mente hubo negociaciones entre él e Ithier, pero no llegaron a un acuerdo final.]

{Arriba: Johnny Pacheco se dirige al público minutos antes de comenzar el primer set de la Fania esa noche en el Yankee. A su lado y en el orden acostumbrado Harlow, Nicky, Ismael Quintana, Cheo, Justo, Santitos, El Conde, Miranda, Lavoe y Ricardo Ray. Debajo, parte de la sección de vientos en tarima esa noche: Roberto Reimundo Rodríguez, Víctor Paz, Lew Soloff, Barry Rogers y Lewis Kahn.}

Entonces suben a tarima uno por uno los integrantes de la Fania para el primero de sus dos sets, donde, salvo por tres temas ya clásicos e infaltables en la mayoría de sus presentaciones – “Descarga Fania,” “Quítate Tú” y “Ponte Duro” – estrenaban material completamente nuevo esa noche. Esta vez, contrario al recital del Cheetah, Pacheco como director se aseguró que cada uno de los cantantes tuviera su propio tema en solitario, incluso componiendo temas para al menos dos de ellos. El primer clímax de la velada lo sería Cheo Feliciano con una nueva versión de su éxito “El Ratón”– compuesto originalmente a raíz de un chiste interno del sexteto de Joe Cuba – y con la sorpresiva intervención de Jorge Santana como solista. Culminado ese primer set Manu Dibango y su grupo entran a tarima como acto intermedio con su explosivo set de pop africano cerrando naturalmente con su éxito “Soul Makossa” – mismo éxito que lo hiciera millonario una década mas tarde cuando le gana una demanda a Michael Jackson por copiar sin su consentimiento parte de la letra para su tema “Wanna Be Starting Something.”

{Arriba: Héctor Lavoe estrenando en el Yankee el tema “Mi Gente.” Esta otra versión nunca salió al mercado, como veremos más adelante. (La foto de contraportada de su primer álbum solista “La Voz” también se tomó esa noche, al igual que las de los álbumes que lanzaron en 1974 Ismael Miranda, Bobby Valentín, Justo Betancourt, Larry Harlow y Pete “El Conde” Rodríguez.) Al lado, Izzy Sanabria y Larry Harlow en tarima, también durante ese primer set de la Fania esa noche.}
{Arriba: la Fania abriendo el abortado segundo set: desde la izquierda Sanabria, Jorge Santana, Roberto Rodríguez, Maldonado, Soloff, Paz, Valentín, Barretto, Marrero, El Conde, Pacheco, Billy Cobham (semi oculto), Roena, Toro, Rogers, Kahn y Santamaría.}

Finalmente sube a tarima la Fania para ese segundo set cuya apertura lo fue el explosivo “Congo Bongo,” descarga abierta escrita por Harlow y Heny Álvarez para el mano a mano de tumbadoras entre Barretto y Santamaría. Y un alarde de Barretto – levantarse de su silla y restrellar su tambor contra el piso de la tarima; curiosamente y según declaraciones posteriores de Mr Manos Duras su forma de protesta tras insistir sin éxito que subieran el volumen de sus congas que apenas se escuchaban – fue todo lo que se necesitó para que el público en asistencia, cual tsunami de gente, volcaran las vallas de seguridad y accedieran al terreno de juego y eventualmente a la tarima en sí, forzando el fin abrupto del espectáculo cuando aun faltaban al menos cinco o seis temas más por tocar. Y aquí es donde empieza la confusión en los relatos de más de uno a la hora de abordar esta historia, más de esto en breve. A continuación, relatos de personas que sí estuvieron presentes esa noche.

Ismael Quintana (en entrevista de Eric González para el extinto Oasis Salsero): «Y ese fue el tiempo cuando Jerry Masucci me habló, que quería que grabara para él.  Entonces me dijo: “Mira, quiero que ahora, cuando firmes con nosotros, quiero que hagas tu LP, quiero que escribas una canción, porque quiero que cantes con la Fania (Estrellas de Fania), con nosotros, que vamos a hacer el concierto grande” – el concierto que se hizo en el Yankee Stadium. Entonces me dijo: “Quiero que tú prepares la canción. ¿Tienes alguna pendiente?” Y yo le dije: “Bueno, la verdad es que yo comencé un proyecto de escribir una canción, pero no la tengo terminada”Entonces él me dijo: “Pues, avanza y termínala, que le vamos a dar el arreglo a Bobby Valentín en Puerto Rico. Bobby te va a hacer el arreglo para ese número, y vamos para el Yankee Stadium, porque quiero que tú participes con nosotros en esa fecha”Fue el primer concierto que yo hice con ellos, y fue el primer concierto que ellos hicieron en el Yankee Stadium. (pregunta de Eric: “Ese fue el famoso concierto que terminó en trifulca. ¿Qué recuerdas de eso?”) ¡Ese mismo! Yo no estaba por todo eso, porque yo me había ido, debido a que yo tenía otro baile o algo. Y, cuando terminé mi cosa, me fui.  Pero sí sé que eso terminó [en trifulca]. Eso me lo contaron después. *»

[*Nota: Quintana, en efecto, no participó en ese segundo set de la Fania. Concluido el primer set, el ponceño salió de los predios para cumplir con otro compromiso esa noche con Eddie Palmieri, quien igualmente se presentaba con otros dos músicos menos que también estaban en la nómina de Fania en el Yankee.]

Bernard Fox: «Uno de los guardianes del estadio se me acerca a la consola. Yo estaba ubicado al frente del dugout de los Yankees. El tipo trataba de decirme algo mientras yo estaba trabajando con la mezcla (de audio). La Fania All-Stars estaba tocando “Congo Bongo”, un duelo de congas entre Ray Barretto y Mongo Santamaría, dos de los mejores del mundo. El público enardecía con esto. El guardia me decía que el show se estaba extendiendo más de lo acordado y que, como miembro de la Unión, quería que el show terminase a tiempo. Realmente no estaba en condiciones de atenderlo en ese momento. El tipo se agacha y jala uno de los cables principales en mi consola. El sonido desmereció de sala de concierto a radio portátil. No recuerdo si hizo eso durante o después que la gente entró al terreno de juego, la cuestión es que no había sonido de momento. Miles de gente corriendo al terreno de juego (y hacia la tarima). […] Empujé a la fuerza el cable y lo reconecté. Soltaron par de chispas, pero el sistema de sonido volvió a escucharse.»

Herman Rodríguez-Bajandas: «50 años atrás asistí a este concierto legendario de la Fania All-Stars en el Yankee Stadium, que casi se llenó a capacidad máxima con más de 40000 fanáticos. Si bien todo el mundo se estaba portando bien, la humedad de la noche y el duelo de congas entre Barretto y Mongo encendió al público. Y la gente – que ya estaba acostumbrada a ver a estos artistas mucho más cerca en los clubes y salones de baile – empezó a levantarse de sus sillas para acercarse a la tarima. El concierto se grabó y filmó. En medio del revuelo bajé del mezanine al dugout y me pasó por el lado un tipo cargando (¿o robándose?) el bombo de Billy Cobham. Después me contaron Alex (Masucci), Johnny (Pacheco), Bernie (Fox) y Leon (Gast) que se perdieron micrófonos, maracas y sabe Dios qué más, pero que no hubo peleas ni motines. A quien primero vi parado en el dugout fue a Héctor Lavoe molesto con par de gente hablando de alguien que invitó y que nunca llegó al concierto. Vi a Jorge Santana cargando con su guitarra, un amplificador pequeño y una dama y los ayudé a agarrar un taxi. Y a un cansado Harlow – también acompañado por una fémina – y diciendo que se iba directo a la casa.»

Nicky Marrero, en entrevista con este servidor en 2004: «Mongo y yo creo que éramos los únicos que quedábamos en tarima cuando se armó el revolú. Mis timbales desaparecieron de la tarima.»

Roberto Roena: «Ni terminamos ese número. Nos fuimos a correr. Vi al público que salió corriendo con nuestros amplificadores, pedazos de ropa de los músicos… No sé quién se llevó mis bongós. Le grité a Nicky: “corre, corre, olvídate de los timbales y corre por tu vida…”»

Bernard Fox: «Había gente trepándose a las torres de luz que se colocaron para filmar el evento y éstas empezaron a menearse. Si se hubiera caído al menos una de esas torres hubiese mínimo como cien muertos en esa revuelta. […] Tratando de no gritar decía, “¡bájense de las torres!” Gracias a Dios que me escucharon y se bajaron. Vi cómo la gente corría y a Barretto agarrando sus congas por encima del hombro. Vi sentado desde la grama del jardín derecho como algunos micrófonos caían al terreno desde las gradas. Perdí muchos micrófonos, amplificadores y todo tipo de equipo.»

Alessandro “Alex” Masucci: «Cuando Barretto se levantó se su silla y comenzó a estrellar su conga contra el escenario aquello se quería caer. Se metieron al terreno de juego y luego empezaron a treparse a la tarima. […] Hasta el piano se robaron…»

{Arriba: en medio del revolú, Alex Masucci pretende sin éxito mandar a parar a la orquesta mientras Pacheco lo ignora y hace señas como diciendo “el director aquí soy yo… ¡Tres de café y dos de azúcar!”.}

El 2do concierto en Puerto Rico (San Juan ’73), los álbumes oficiales, la película “Salsa” y el resto del revolú…

Si bien Fania Records tuvo pérdidas tras perder el deposito inicial de $180,000 para el alquiler del Yankee Stadium más pagar multas por los daños al local tras el motín del público que dio fin al evento, las ganancias masivas en la taquilla y la aun exponencialmente mayor ganancia en popularidad catapultó aún mas a la Fania All-Stars como colectivo. Pero internamente tenían un problema mayor: este concierto ya se había señalado como la base para los posteriores discos en vivo de la orqueta y la subsiguiente película aún por titular y no se pudo completar el evento tal como lo planificaron. A eso el agravante de que por los problemas a nivel técnico mencionados arriba y uno que otro error humano en tarima buena parte del material que se grabó esa noche no estaba en condiciones de ser utilizado a menos que hubiera cambios masivos en el estudio (overdubbing o sobre grabación en buen castellano y qué bueno baila usted).

Pero hubo un plan b: la Fania volvería a petición de la fanaticada para presentarse nuevamente en el Coliseo Roberto Clemente en Puerto Rico, esta vez en noviembre de ese año ’73. Y Masucci y Pacheco deciden grabar y filmar este otro espectáculo igualmente. En esta ocasión, y tratándose de un recinto con techo cerrado y con mucha mejor acústica la cosa correría sin mayores problemas para Bernie Fox y Location Managers, quienes viajaron con todo su equipo para esos planes (en una nota jocosa que me compartió el propio Fox hace años, la grabación por poco no se realiza toda vez que el equipo no llegó completo el mismo día y a menos de 24 horas de la puesta en tarima aún faltaba equipo varado en aduana).

Bernard Fox: «En Puerto Rico inauguramos el Coliseo Roberto Clemente. Entonces allá no existían consolas grandes o equipo masivo de sonido ni unidades de grabación multicanales, así que tocó traer el equipo desde Nueva York. Envié 50 cajas enormes vía aérea y luego contraté a un señor en Puerto Rico para que los recibiera y los llevara al Coliseo. Llego allá y cuento las cajas… 49. Cuento de nuevo, 49. Me empezó a dar un ataque de pánico. Le pregunto al señor que se suponía velara por el equipo donde estaba la caja 50 que falta y él me contesta en inglés masticado “49, 50, it’s the same thing” – 49, 50, es la misma vaina. A buscar esa 50ma caja se ha dicho, que por supuesto tenía que ser la más pesada para colmo. Era la caja con toda la cablería y conexiones: la grabación multicanales, salidas para AM y FM, los monitores en tarima, todo. Y eso era justo lo que no teníamos. Manejé por todo San Juan y compré en cuanta ferretería había todo tipo de cablería. Que se joda si no es el cable correcto o si yo no domino el español. El concierto iba porque iba. Con la radio, la prensa, la orquesta entera y 18000 personas pagando, tenía que haber espectáculo sí o sí. Justo antes de la hora de comienzo del show la aerolínea encontró la caja que faltaba y nos la entregaron. Conecté todo el lado izquierdo del recinto. […] Creo que el concierto arrancó con 5 minutos de retraso, pero ya estábamos listos. Olvídate de la prueba de sonido, que no hay tiempo. Esto era prende y vámonos. Aaron Baron era mi principal, Randall Shepard al otro lado de la tarima. Yo estuve a cargo de todo el cableado, la grabación, salidas para transmisión en radio y los cambios de cintas. Mi esposa (que estaba a mi lado) me mantuvo cuerdo todo ese tiempo. Mucha música buena se logró ese día y se completó la segunda mitad de un proyecto monumental. ¿Mi única queja? Nunca me dieron el crédito correspondiente en esos discos.»

En cuanto al recital en sí, esta vez se obvió el elemento rockero y salvo por la presentación de Mongo, Cobham y Dibango como invitados – este ultimo estrenando una nueva adaptación a ritmo de mozambique de su “Soul Makossa” vía Bobby Valentín – el evento sería uno 100% salsero y con el propio Roberto Roena y su Apollo Sound como acto de apertura. En cuanto al elenco hubo apenas dos cambios adicionales: Roberto Reimundo Rodríguez, aunque anunciado en la promoción oficial no pudo hacer el viaje esta vez, siendo sustituido por uno que ya estaba en la mira de Pacheco desde que lo vio y lo grabó con Santamaría, el mismísimo Luis “Perico” Ortiz. Y una nueva gran adición debutaba finalmente esa noche de concierto: la inmortal Celia Cruz – de acuerdo con cómo me lo contó en una ocasión el propio Larry Harlow, Celia se suponía debutara con ellos en el Yankee Stadium como atracción sorpresa (sin previo anuncio), pero la cancelación del segundo set esa noche no lo permitió. En esta ocasión la Fania repitió casi en su totalidad ese primer set del Yankee, ahora sumando los dos temas de Celia, el de Dibango y el cierre en esta ocasión con otra versión de “Congo Bongo,” esta vez con Lavoe y Feliciano en duelo amistoso de soneos que no estaba en el libreto – nunca se ensayó – y con Dibango y Cobham sumándose al duelo de Barretto y Mongo. Este otro set se grabó y filmó en su totalidad.

{Arriba: escenas del segundo concierto de la Fania en Puerto Rico y filmadas como parte de la segunda película del All-Stars: Ray Maldonado y Víctor Paz, Bobby Valentín y Yomo Toro y Los Durísimos.}

1974 fue un año de transición, entre comillas, a nivel de la disquera. Si bien por un lado bajan temporeramente su tren de grabaciones en Nueva York concentrando mayormente esfuerzos en armar la primera gira formal de conciertos de la Fania All-Stars (que entre mayo 31 y agosto 10 de ese año los llevó de vuelta a Puerto Rico, su debut formal en Santo Domingo y Caracas, Panamá, su debut en el Madison Square Garden, Miami y finalmente el Aragón Ballroom en Chicago), también aparte de grabar a la mayoría de los cantantes del All-Stars en plan solista se hacían los malabares con tal de completar la segunda película y el anunciado y esperado disco doble del Yankee Stadium. De nuevo, aquí es donde empieza la serie de confusiones que se han seguido repitiendo por décadas y contando.

Inicialmente, Masucci convoca primero a buena parte del elenco e invitados del concierto original en el Yankee a los entonces aún estudios Good Vibrations en Nueva York para grabar el material que se quedó sin ejecutar de ese abortado segundo set en el estadio neoyorquino. Es de este otro material de estudio, la grabación en Puerto Rico del “Soul Makossa” y de dos temas que sí se grabaron en vivo en el Yankee (“El Ratón” y el cierre abrupto con “Congo Bongo” sin editar) que surge ese año ’74 el álbum intermedio “Latin-Soul-Rock.”

Finalmente, y tras más malabares a la hora de seleccionar material se publican en 1975 los dos volúmenes de “Live At Yankee Stadium” donde si bien el titulo seleccionado seguía al pie de la letra los planes estratégicos con miras a la eventual película, se aclara en contraportada que el material publicado venía tanto del concierto en el Yankee como de su secuela en Puerto Rico. Lo que nunca especificaron es qué material escogieron de cual concierto. (Por si no estaba al tanto, para escuchar material que sí se grabó en vivo en el estadio yanqui debe brincar al segundo volumen, donde tres de las cinco canciones son de ese recital; el resto del material se grabó en Puerto Rico, recital que se grabó con mejor calidad de audio y con menos errores en tarima.)

Por supuesto, y como toda grabación en vivo, a este material también se le dio su cariño y uno que otro retoque en el estudio: la mayoría de los cantantes fueron convocados por Harlow como productor para rehacer los coros – mismo caso de “Live At Cheetah” – con los propios Miranda, Betancourt y El Conde rehaciendo sus canciones en su totalidad en el estudio. (Como es notorio en el posterior lanzamiento décadas después de parte del material grabado en Puerto Rico como “San Juan ’73,” Miranda estaba particularmente afónico esa noche y los soneos en vivo de El Conde fueron bastante más erráticos, una rareza de por sí. De hecho, y en una nota que quizás usted amigo(a) lector(a) se entera por mí, existe en los archivos de Fania Records una toma fílmica de ese tema de Miranda, “Que Rico Suena Mi Tambor,” la cual originalmente se iba a incluir en la película y obviamente se descartó al Miranda tener que rehacer el tema por completo en el estudio y resultando, desde luego, en que las imágenes perdieran sincronización con el audio revisado.)

Finalmente, y tras aún más malabares a nivel de edición – entre ellas la grabación y filmación en estudio de un solo de batería de Billy Cobham que se insertó a la cañona en medio del duelo de Barretto y Mongo que demolió a manotazos el Yankee Stadium – y un potencialmente lucrativo acuerdo de distribución con la multinacional CBS (hoy día Sony) surge finalmente la esperada segunda película de la Fania All-Stars, titulada “Salsa.” En esta ocasión, el enfoque principal lo fue prácticamente demostrarle a la audiencia gringa el surgimiento de la salsa como movimiento y fenómeno mediático desde sus propias entrañas en el Nueva York hispano, pero destacando, aunque de manera algo torpe a nivel de edición, la importancia de los tambores que heredamos de la Madre África, la rítmica cubana que Nueva York heredó con la fiebre del mambo – primer termino sombrilla que se utilizó por estos lares para agrupar toda la música caribe, solo que en ese entonces ningún cubano se montó en protesta – y desde luego cómo todo esto desemboca en la música que entonces Fania promovía tanto a su entonces aún fiel audiencia hispana como a ese gringo promedio que el sello intentaba seducir y que, más allá del entonces masivo respaldo de – y masiva promoción pagada en – revistas como Billboard, se seguía preguntando “¿Qué rayos es esto que ustedes llaman salsa? ¿se come? ¿se baila? ¿o qué?” (Claro, por estrictas razones de espacio y tiempo nunca se mencionó el aporte venezolano a esta trama y ni por osmosis se menciona a Phidias Danilo Escalona – ese al que El Inolvidable le dedicó el tema de “El Bigotón” – pero ya eso es otro tema y un cuento de nunca acabarse y si yo me meto en ese dilema termino pariendo otro libro…)

Y por supuesto, no puedo terminar este relato sin este testimonio. Es precisamente de la secuencia inicial de esta película que surge un error garrafal – quizá el peor de todos – que más de uno sigue repitiendo y difundiendo como papagayo medio siglo después. De la presentación inicial de los músicos de la Fania All-Stars la trama brinca directamente al comienzo de ese “Congo Bongo” con el que abrió – y murió – ese segundo set de concierto. De aquí el que, ignorando obvios detalles como la ubicación de instrumentos y músicos en tarima, el otrora respetadísimo cineasta, escritor y pionero de la salsa en libro César Miguel Rondón se montase en tribuna asegurando erróneamente que el recital de la Fania en el Yankee Stadium se limitó solo a ese “Congo Bongo.” Desde luego este argumento es absolutamente falso, como usted amigo(a) que lee este último párrafo se habrá dado cuenta si leyó este ensayo desde el inicio.

¿Se entendió, familia?

{Arriba: En foto tomada en septiembre 2015, desde la izquierda: Jimmy Delgado, Kevin Keating (uno de los camarógrafos tanto en el Cheetah como en el concierto en el Yankee Stadium), Leon Gast y Bernard Fox.}

Post Data: Mi agradecimiento incondicional a Bernard Fox, Ian Seda y Herman Rodríguez-Bajandas, sin cuya ayuda este relato no hubiera sido posible de redactar, así como a Dave Cantrell por las carátulas de la mayoría de los discos en este ensayo. Igualmente, a varios de los grandes maestros cuyos testimonios ayudaron a moldar y corregir mi libro Fania All-Stars: Salsa, Inc. a través de los años: Willie Colón, Larry Harlow (QEPD), Nicky Marrero, Izzy Sanabria, Eddie Montalvo, Bobby Valentín, Jimmy Delgado, Ed Byrne, Papo Lucca, Nelson González, Pablo “El Indio” Rosario, Juancito Torres (QEPD), Yomo Toro (QEPD), Tite Curet Alonso (QEPD), Eddie Benítez (QEPD), Jon Fausty, Camilo Azuquita (QEPD), José Gazmey, Andy Montañez, Ricardo Ray, Ismael Miranda… y muchos nombres más que de momento se me escapan de la memoria, pero ustedes los que son saben quiénes son. Bendición.

Y, cómo no, parafraseando a Elías Lopés (QEPD), sería un canalla si no digo esto: mi agradecimiento a usted que lee estas últimas líneas y que me ha seguido a lo largo de esta última década en esta faceta de locutor – a la que llegué por accidente. A la gente como usted le debo todo lo que hemos logrado hasta este punto. Bendición también.

HABLANDO EN CLAVE – FAS YANKEE STADIUM 50TH ANNIVERSARY

Escrito y Presentación: Tommy Muriel

Edición: Angelina Medina Quiroga

Sección y Programa Original de Herencia Rumbera Radio

Lima – Perú

Septiembre 2023