Honra Y Cultura – Robertito Hernández

Lanzamiento oficial de la primera entrega musical de Robertito Hernández, quien lo hace apoyado en su propia inspiración. Pluma y voz que suman en la consecución de un noble objetivo: el de honrar la identidad cultural y musical que le fue inculcada y cuyas raíces continúan fortaleciéndose a pesar de la distancia que media entre ambas cunas que lo arrullaron. “Honra Y Cultura” es el título de este tema que se pone a consideración de la grey salsera que reclama cambios generacionales en la música, temas nuevos en voces y estilos diferentes.

Roberto Hernández Morales es el cuarto hijo de los cinco que tuvo el matrimonio Hernández – Morales (oriundos de San Germán): tres varones y dos mujeres. Nació en Milwaukee (Wisconsin, EE.UU.) pero a sus cortos tres años, regresa junto a sus padres para instalarse en el Barrio Rosario Alto de San Germán. Allí fue a la escuela (elemental, intermedia y superior) incluso en los primeros años de una carrera universitaria en la Interamericana de San Germán, que interrumpe cuando se traslada a California (Fort Irwin) junto a su hermano que estaba en el ejército.

Su vínculo con la música se produce a través del núcleo familiar, en cuyas reuniones acostumbraban a tocar música típica, por lo que desde muy pequeño se sintió atraído por los instrumentos de percusión que fue en lo que inicialmente destacaría como integrante de la agrupación de su escuela intermedia. Con ésta se presenta a un concurso que por fiestas navideñas organizó la alcaldía de su pueblo, ocasión en la que es “empujado” a cantar en público por vez primera. Inmediatamente, tras esa participación, es puesto en manos de Mr. Millan, el tutor del Programa de Música de la Escuela, quien lo integra -primero- al Coro de la Escuela y luego, a la Banda Escolar de San Germán. Es en esta etapa en que se produce su encuentro con Frankie Ruiz y Willie Sotelo, quienes apadrinaban a las bandas escolares del área oeste de La Isla Del Encanto, al punto de regalar instrumentos musicales a estudiantes de bajos recursos económicos, y de ofrecer algunas clínicas (de percusión, por ejemplo) para estos estudiantes a quienes luego hacían alternar en ensayos y hasta algunas presentaciones, apoyando y promocionando así, a los jóvenes valores del área oeste de Puerto Rico. A Roberto, le correspondería acompañar a Frankie Ruiz en algunas de sus presentaciones junto a su primera formación en su carrera como solista.

Por aquella época, sin embargo, el merengue estaba ya instalado en el gusto popular y proliferaban las orquestas que tocaban y deleitaban a su público al compás de este contagiante y frenético género musical. Encontraríamos entonces a Robertito Hernández siendo parte de la delantera vocal del Grupo Yaré de San Germán. Luego integraría la Orquesta Caché dirigida por el requintista de la Banda de la Policía de Puerto Rico, Raymond Tenorio con quien empezaría a tocar en salones de baile y hoteles, donde se les exigiría ampliar el repertorio.

Paralelamente al quehacer musical, Robertito se dedicaba a conducir unidades de transporte pesado y es en este ambiente que conoce en Puerto Rico a Joey Burgos, oriundo también de Milwaukee, quien se convertiría en pieza clave para su reinserción en la música, allá en el estado de Wisconsin, hecho que se produjese junto a Joey Burgos, Raffy Castro, Héctor “Bibo” Rodríguez, entre otros, como parte de Héctor “Bibo” Rodríguez y su Combo Isla Adentro, mejor conocida como Orquesta Isla Adentro, con quienes cantaría durante 12 largos años en escenarios de Ohio y Chicago, entre otros. Militaría luego en la agrupación Salsa Power con quienes acompañó a Frankie Ruiz en las presentaciones que “El Tártaro” realizara en Ohio, y también lo acompañaría siendo parte de la orquesta de Ángel Colón.

Como suele suceder en estas actividades, Robertito Hernández y muchos otros músicos y cantantes solían reunirse en un local que ubicaba en la intersección de la 35 Street y Lincoln Ave. en Milwaukee, para dar rienda suelta a su creatividad musical. De estas reuniones surge La 635, sexteto que integraría Robertito, Willy Torres y Pedro Julio “Piri” Silva: 6, por ser un sexteto y 35 en honor a la calle en que solían reunirse.

Se muda posteriormente a Massachusetts y alterna con agrupaciones como la de Luis Morales y Sus Amigos, pero además explotando su faceta de trovador en presentaciones como la realizada en El Festival del Cuatro, en el Harris Theater for Music and Dance de Chicago. Fue integrante también del Grupo Bahía, agrupación musical de Milwaukee.

Hace tres años se muda a Orlando (Florida) donde empieza a frecuentar el Rancho Isla del Encanto, fungiendo de DJ (labor que ya había realizado tanto en Puerto Rico como en Milwaukee, incluso como técnico). Cierto día se dejó escuchar en el Karaoke del lugar por lo que rápidamente fue abordado por el también cantante Sergio David (Isabela, Puerto Rico), quien le presenta al compositor, guitarrista, bajista y productor musical vega alteño Eliú de Jesús, con quien empieza a grabar los coros de las producciones musicales que le eran encomendadas.

***Roberto Hernández en el Festival de Trovadores (Springfield)***

Con respecto a “Honra Y Cultura”, ésta nace en circunstancias en las que Roberto Hernández miraba un reportaje sobre el Festival de Las Máscaras que se realiza en Hatillo (Puerto Rico), festividad que se celebra el día 28 de diciembre, de manera ininterrumpida, desde hace más de 40 años. Roberto Hernández que tiene la “escuela” de cantar en promesas navideñas (rosarios cantados), escribe el tema a manera de lamento, pues entendía se está perdiendo la esencia de la celebración tradicional de este y otro tipo de festivales orientados a ensalzar el folklore nacional. La idea es compartida con Eliú de Jesús quien aporta, también, con su inspirada pluma.